La Fundación Masihi, que defiende a las minorías religiosas, pidió al nuevo gabinete de Pakistán comprometerse a respetar los derechos humanos y a anular la polémica ley de blasfemia.
En una declaración difundida el lunes por la agencia Fides, la fundación también pidió a la comunidad internacional presionar a las nuevas autoridades para que fomenten el respeto a las minorías religiosas.
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"Esperamos que los jefes de Estado como el Presidente (Barack) Obama y los líderes europeos sigan el ejemplo del Papa Benedicto XVI que se ha pronunciado abiertamente a favor de Asia Bibi y de la abolición de la inicua ley sobre la blasfemia", señaló la Fundación Masihi.
La declaración fue emitida luego de la juramentación de los 22 nuevos ministros del Gobierno del presidente Asif Alí Zardari, que el 9 de enero disolvió el anterior gabinete de 50 miembros para recortar gastos. Entre los ministerios que permanecen está el de Minorías Religiosas, conducido por el católico Shahbaz Bhatti.
Fuentes cercanas a Fides informaron que Bhatti, en el cargo desde 2008, logró, a pesar de las dificultades, mantener la atención pública sobre la situación de las minorías religiosas.
Además consiguió que se reserven para estos grupos el cinco por ciento de los puestos en las oficinas gubernamentales y cuatro escaños en el Senado. También logró el reconocimiento oficial de sus fiestas religiosas, la construcción de espacios de culto no musulmanes en las cárceles, la asistencia jurídica y material a las víctimas de la violencia y de la ley de la blasfemia, entre otros.
A pesar de las amenazas de los fundamentalistas islámicos, Bhatti está velando por el caso de Bibi. En un informe al presidente Ali Zardari, señaló que las acusaciones contra la cristiana son falsas y se basan en una enemistad personal.
En junio de 2009, Asia trabajaba como obrera en Sheikhupura, cerca de Lahore, Pakistán. En una ocasión le pidieron que buscara agua potable para sus compañeras. Algunas de las trabajadoras –todas musulmanas– se negaron a beber el agua por considerarla "impura" debido a que fue provista por una cristiana.
Un día más tarde, Asia fue atacada por una turba y llevada a una comisaría “por su seguridad”, donde fue acusada de blasfemia contra Mahoma. Desde su detención denunció ser perseguida en razón de su fe y negó haber proferido insulto alguno contra el Islam.