Los miembros de la 4° Brigada Aérea y los miembros de la Patrulla de Rescate y Auxilio en Montaña de la Policía de Mendoza (Argentina), escalaron el cerro Aconcagua, el más alto de América, para colocar la Cruz del Bicentenario en su cima.
Bajo el lema "Más alto, más rápido, más lejos", la expedición logró colocar la cruz a 6 962 metros de altura en reemplazo de una anterior, que desapareció en enero de 2010 tras 50 años de permanencia en la cima del nevado.
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Uno de los integrantes de la expedición, el suboficial ayudante Daniel Estévez, explicó que "quisimos llamarla Cruz del Bicentenario para festejar los 200 años de la Patria a nuestra manera".
El suboficial Estévez afirmó que durante el recorrido se introdujeron cartas, fotos y artículos personales en el interior de la cruz, pues "había mucha gente que no iba a llegar hasta la cumbre, pero esta fue su manera de hacerlo".
Por su parte, el mayor Marcelo Sánchez señaló que "durante el ascenso nos fuimos pasando la cruz entre los miembros del equipo y con los extranjeros y personas que nos siguieron. Para nosotros, eso refleja el espíritu de participación que le dio soporte a este hito histórico".
La Cruz del Bicentenario mide 90 centímetros de alto por 70 de ancho con un peso de alrededor de 6 kilos, y fue fabricada en base a una aleación de metales de aviones, en los talleres del Grupo Técnico de la 4° Brigada Aérea.
El objetivo de la expedición fue convertir a la cruz en una cápsula del tiempo para que las próximas generaciones puedan abrir su interior dentro de 100 años, por lo que en su interior se depositaron monedas de uso actual, emblemas militares y una carta del Arzobispo de Mendoza, Mons. José María Arancibia, entre otros objetos.