El presidente de la Comisión para el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal de Indonesia, Mons. Petrus Canisius Mandagi, dijo que "las minorías religiosas han sido abandonadas sin ningún tipo de protección por parte del Estado", al que pidió detener la violencia de los fundamentalistas islámicos.
El Prelado dio estas declaraciones a la agencia Fides un día después de que más de mil 500 extremistas islámicos atacaron dos templos protestantes y una iglesia católica en la ciudad de Temanggung (Indonesia), porque un tribunal condenó a cinco años de cárcel y no a muerte a un cristiano que habría violado la controvertida ley de blasfemia.
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Actualmente hay policías custodiando las iglesias cristianas para impedir nuevos actos de violencia, pero fuentes cercanas a Fides indicaron que existen "serias preocupaciones y temores en la comunidad cristiana en Semarang, en (la capital del país) Yakarta, pero también en otras ciudades del archipiélago" que forma Indonesia.
Por su parte el Frente de Defensa Islámico negó estar involucrado en los disturbios del martes. Asimismo, el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, criticado por la inacción de la policía, se comprometió públicamente a defender la libertad de religión.
Raíz de la violencia
En declaraciones a la agencia Fides, el P. Benny Suseyto, Secretario Ejecutivo de la Comisión para el Diálogo Interreligioso del Episcopado, explicó que en la raíz de la violencia de Temanggung "está el descontento, la falta de armonía, el malestar, la violencia verbal propagada por los predicadores fundamentalistas cristianos".
Indicó que son "predicadores cristianos protestantes, a menudo improvisados, de credo evangelista y pentecostal, que no tienen respeto por las demás religiones" y usan un lenguaje que desata la ira y el odio de la población "que luego explota en forma de violencia anti-cristiana".
Fides indicó que en el caso del cristiano Antonius Richmond Bawengan, acusado y encarcelado en Temanggung por blasfemia, no dudó "en difundir material ofensivo contra el Islam".
El sacerdote dijo que en el otro extremo están las organizaciones extremistas islámicas de ideología wahabí. "Ambos son grupos pequeños, pero cuando el fanatismo choca entre sí, toda la sociedad y todos los creyentes sufren las consecuencias", explicó.
El P. Suseyto dijo que en cualquier caso, "el Gobierno está ausente y no hace nada para detener a estos extremistas, ni para proteger los derechos humanos".