Tras los enfrentamientos del 2 de febrero, provocados por partidarios del presidente egipcio Hosni Mubarak, los ánimos se encienden nuevamente entre los manifestantes, afirmó el P. Luciano Verdoscia, misionero comboniano en El Cairo (Egipto).
En la tarde del 2 de febrero, los partidarios de Mubarak, entre los que estarían infiltrados policías, comenzaron a atacar a los manifestantes concentrados en la Plaza Tahrir en el centro de la capital, con garrotes, machetes y bombas molotov.
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En declaraciones recogidas por la agencia vaticana Fides, el misionero señaló que "los partidarios de Mubarak no son pocos" y que "se trata sobre todo de personas de la clase alta y media-alta de la burguesía. Recuerdo que la división entre ricos y pobres en Egipto es muy profunda y clara".
El P. Verdoscia, que trabaja desde hace mucho tiempo en la capital egipcia, indicó que "se ha emitido una declaración con la que se invita a los extranjeros a no salir de casa, especialmente después del mediodía", y añadió que "se ha notado un endurecimiento del régimen contra los medios de comunicación extranjeros".
"Espero que esto no acabe con sangre, porque lo que ha sucedido en los últimos días ha sido un ejemplo de nobleza, buena educación y coraje por parte de este pueblo", expresó el misionero comboniano.
Desde el 25 de enero, manifestantes tomaron las calles de El Cairo, en reclamo contra la tortura, pobreza, corrupción y desempleo en Egipto, alcanzando una concentración de alrededor de un millón de personas para el 1 de febrero.
Se estima que la violencia en Egipto ha cobrado la vida de alrededor de 300 personas, y más de 3 mil habrían resultado heridas.
La decisión del presidente Mubarak de no dimitir de su puesto ha generado que la violencia se incremente en diversos sectores de Egipto.