El ex secretario personal del Papa Juan XXIII, Mons. Loris Capovilla, relató la historia del anuncio de la realización del Concilio Vaticano II, y contó, por ejemplo, que los medios de comunicación informaron de ello antes que el Pontífice a los cardenales, porque una Misa en la que participaba demoró más tiempo de lo previsto.
A propósito del aniversario 52 del anuncio, el Prelado Emérito de Loreto (Italia), de 95 años de edad, relató la historia en un artículo publicado este 25 de enero en L’Osservatore Romano.
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El Prelado recuerda que el Secretario de Estado Vaticano de aquel entonces, Cardenal Domenico Tardini, escribió en su agenda el 20 de enero de 1959 lo siguiente: "Audiencia importante. Su Santidad ayer por la tarde ha reflexionado y concretado el programa de su pontificado. Ha ideado tres cosas: Sínodo romano, Concilio ecuménico (Vaticano II) y actualización del Código de Derecho Canónico. Quiere anunciar estos tres puntos el próximo domingo a los señores cardenales luego de la ceremonia de San Pablo".
Mons. Capovilla agrega que aquel domingo 25 de enero de 1959 el Papa se levantó y rezó como de costumbre, pero después de celebrar la Misa "se quedó de rodillas más de lo habitual".
No habló mucho cuando iba a la Basílica de San Pablo de Extramuros y el rito se prolongó más de lo esperado luego del mediodía, hora a la que terminaba el embargo periodístico para anunciar la convocatoria al Concilio.
De esa forma, a menos de tres meses de haber sido elegido Papa -el 28 de octubre de 1958 a la edad de 77 años-, Juan XXIII daba a conocer al mundo la realización del Concilio, noticia que "fue divulgada por los medios de comunicación antes de que el Pontífice la comunicara a los cardenales".
El Papa Bueno dijo ese día a los cardenales de la Curia Romana: "Pronunciamos ante ustedes, temblando y con algo de conmoción, pero a la vez con humilde resolución de propósito, el nombre y la propuesta de una doble celebración: un sínodo diocesano para la ciudad y un Concilio Ecuménico para la Iglesia Universal".
El Concilio, explica el ex secretario personal, tenía tres directrices claras: promover la renovación interior de los católicos, colocar a los cristianos ante la realidad de la Iglesia de Cristo y sus tareas institucionales; y solicitar a los obispos, con sus sacerdotes y laicos, sentirse responsables colegialmente de la salvación de todos los hombres.
Mons. Capovilla comenta luego que a 52 años del anuncio del Concilio y a 46 de su conclusión en 1965, cuatro Papas han repetido con frecuencia que fue "un evento querido por Dios" conducido por "un viejo que ha rejuvenecido a la Iglesia" cuando muchos pensaban que Juan XXIII iba a ser un "Pontífice de transición".
Para este Obispo Emérito "si el Vaticano II no ha alcanzado las metas fijadas o no las ha logrado, eso significa que nuestra conversión es una tarea aún por cumplir".
Gracias a Juan XXIII, dice Mons. Capovilla refiriéndose a algunos documentos del Concilio Vaticano II, "hoy sabemos, mejor que ayer, quiénes somos y adónde vamos (Lumen Gentium), qué idioma debemos hablar y qué mensaje debemos difundir (Dei verbum), cómo y con qué intensidad rezar (Sacrosanctum concilium); qué actitud asumir ante los problemas y dramas de la humanidad contemporánea (Gaudium et spes).
"Son los cuatro pilares que sostienen el edificio de la renovada teología pastoral y alientan a escuchar la voz de Dios, a dirigirse a Dios como hijos, y obligan a dialogar con todos los componentes de la familia humana", concluye.