El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, explicó que el mundo necesita sacerdotes en el servicio diplomático de la Santa Sede "con una amplia visión de la Iglesia, una Iglesia que vive en la realidad del mundo que busca guiarlo hacia Cristo".
En la Misa que celebró el 17 de enero ante los alumnos de la Pontificia Academia Eclesiástica en la víspera de la fiesta de su patrón, San Antonio Abad, el Cardenal Bertone les pidió vivir sus días "en la plegaria, en el trabajo, en la proximidad auténtica a las iglesias locales, con el consejo y el afecto, con generoso espíritu de entrega, especialmente en las horas difíciles y a veces dramáticas de un país y de su gente".
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Esta misión debe desarrollarse "sin buscar los intereses privados y sin privilegiar los propios modos de pensar o de vivir". Solo así, "vuestro trabajo, cumplido con humildad en la discreción, podrá contribuir al empeño de la Santa Sede por un mundo más justo y fraternal", añadió.
Según informó L’Osservatore Romano, el martes 18 de enero, el Purpurado se reunió una vez más con toda la comunidad de docentes y estudiantes dirigida por Mons. Beniamino Stella, Presidente de la Academia Pontificia Eclesiástica, en la sede de esta institución.
Allí afirmó que "la oración cristiana lejos de separarnos de la realidad, nos acerca cada vez más profunda y personalmente al proyecto de amor de Dios" y que ésta, "no nos aleja de la realidad humana sino que nos acerca al centro de cada cosa que es Dios, que es Cristo, último y completo significado de nuestra existencia y de nuestra historia".
El Cardenal Bertone recordó que el Papa Benedicto XVI ha enfatizado la "necesidad de renunciar a sí mismos, a los propios proyectos personales, para seguir a Cristo, Maestro y Señor, con el mismo ardor de San Antonio, que guiado por el amor de Cristo, dejó todo y se consagró por completo a la oración y a la penitencia".
Asimismo, destacó que el servicio diplomático vaticano es "realmente un modo de seguir a Jesús, de estar con él, de ser de su familia", y de ahí proviene la profunda alegría, "de ser discípulos de Cristo y siervos del Sumo Pontífice, la alegría de permanecer juntos a tantos otros hermanos en la barca de Pedro, para que esta pueda navegar derecha, a pesar de los vientos contrarios y las olas de la historia que a veces la voltean".
El Purpurado terminó el encuentro recordando unas palabras del Papa Juan Pablo II: "Esta Casa sigue siendo una fragua de almas grandes y sacerdotales".
La Academia Pontificia Eclesiástica es la institución de la Santa Sede encargada de formar a los diplomáticos que trabajarán en las Nunciaturas y en la Secretaría de Estado. Estos diplomáticos, denominados nuncios apostólicos, representan a la Santa Sede ante los estados y ante las Iglesias locales.