Distintos funcionarios de la Santa Sede y voceros de la Iglesia en Irlanda denunciaron que la prensa ha tergiversado una carta de 1997 dirigida por el Nuncio Apostólico a los obispos de ese país y descartaron que el texto promueva el encubrimiento de los casos de abuso sexual protagonizados por miembros del clero.
Según informa el corresponsal de Catholic News Agency en Roma, Alan Holdren, el lunes 17 de enero la cadena de televisión RTE de Irlanda parecía haber programada la difusión de la carta "para avergonzar al Vaticano en el inicio oficial de la visita apostólica del equipo nombrado por el Papa Benedicto XVI para evaluar el estado de la Iglesia de Irlanda y su progreso en la estela del escándalo de los abusos del clero".
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Funcionarios eclesiales aseguran que la carta demuestra lo contrario de lo que reclaman ciertos abogados en los medios de comunicación.
La carta en cuestión tiene como fecha el 31 de enero 1997 y fue escrita a los obispos irlandeses por el entonces Nuncio Apostólico en Irlanda, el fallecido Arzobispo Luciano Storero.
Como explica el diario La Razón en su edición del 19 de enero, "el texto de Storero no dice ‘que se silencien los casos de pederastia porque podrían resultar vergonzosos e ir en detrimento de la Iglesia’. Lo que dice es que si se aplica la nueva normativa irlandesa y se producen recursos canónicos hasta Roma (acusados que defiendan su inocencia), muchos juicios irlandeses podrían verse anulados y ‘los resultados podrían resultar vergonzosos e ir en detrimento de las autoridades diocesanas’".
El Director de la Oficina de Prensa del Vaticano, P. Federico Lombardi, señaló que a pesar de las denuncias que se realizan en los medios de comunicación, Mons. Storero nunca sugirió que los obispos no cooperasen con las autoridades irlandesas.
"La carta insiste justamente en el hecho que es importante que la legislación canónica sea siempre respetada, precisamente para evitar que los culpables tengan motivo fundados para un recurso y obteniendo, por lo tanto, el resultado contrario al deseado", afirmó el vocero vaticano.
Aunque en la carta el Arzobispo no especificó las posibles contradicciones con la ley canónica, sí sugiere que el Vaticano estaba preocupado por la protección de la reputación de los sacerdotes acusados y su derecho a un juicio justo.
Una de las consecuencias de las eventuales violaciones a la ley canónica sería que los sacerdotes acusados podrían tener motivos para apelar su caso ante el Vaticano y la Santa Sede podría verse obligada a "invalidar las acciones de los mismos obispos que están intentando poner fin a estos problemas", escribió el fallecido Nuncio.
Tanto el Vaticano como los funcionarios eclesiales irlandeses consideran que una lectura imparcial de la carta concluiría que la Iglesia tomó en serio las acusaciones de abuso y estaba de acuerdo con que se juzgara a los responsables. El propósito de la carta era asegurar que los derechos de los sacerdotes a un juicio imparcial se respeten y que los veredictos se sostengan en una eventual apelación.
El Vaticano no quería que por un error de procedimiento permitiera que un sacerdote culpable fuera exonerado por un tribunal superior.
En 1997, el Vaticano aún estaba tratando de formular directrices sobre cómo hacer frente a acusaciones de abuso sexual de menores por sacerdotes. Hubo diferencias de opinión entre la Congregación para el Clero y la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La política se concretó finalmente en 2001, cuando el entonces Cardenal Joseph Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe asumió la competencia de las denuncias de abuso sexual y eliminó la duda de los obispos sobre a quién reportar posibles casos.
Martin Long, director de comunicaciones los obispos irlandeses, dijo a ACI Prensa el 19 de enero que los obispos están "totalmente de acuerdo" con la interpretación del Padre Lombardi de la carta de 1997.
Añadió que la existencia de la carta "no es noticia nueva" pues se recogió pasajes de la misiva en un informe oficial de la Arquidiócesis de Dublín, publicado por el Gobierno irlandés en noviembre de 2009.
"El Vaticano ha declarado en varias ocasiones en los últimos años que la obligación de un católico con la ley de la Iglesia de ninguna manera le impide cumplir con su obligación de presentar acusaciones de abuso a las autoridades civiles. El Vaticano ha sido absolutamente claro en este punto", recordó Long.