El Papa Benedicto XVI pidió hoy al Camino Neocatecumenal buscar siempre una profunda comunión con los obispos y con todos los componentes de las Iglesias particulares en donde sirven alrededor del mundo, al enviar a más de 200 familias misioneras de este movimiento eclesial.
En la audiencia a la que asistieron los iniciadores del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y Carmen Hernández, y el P. Mario Pezzi, acompañados por los equipos itinerantes en más de 120 naciones, así como un numeroso grupo de sacerdotes y seminaristas, el Santo Padre resaltó el importante servicio que brindan a la Iglesia.
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"Desde hace más de cuarenta años el Camino Neocatecumenal contribuye a reavivar y consolidar en las diócesis y en las parroquias la iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y total redescubrimiento de las riquezas del Bautismo, ayudando a saborear la vida divina, la vida celestial que el Señor inauguró con su encarnación, viniendo entre nosotros, naciendo como uno de nosotros".
Benedicto XVI resaltó luego que "en los últimos años se ha llevado a cabo con éxito el proceso de redacción del Estatuto del Camino Neocatecumenal que, tras un período razonable de validez ‘ad experimentum’, fue aprobado definitivamente en junio de 2008. Otro paso importante significativo se ha logrado en estos días, con la aprobación, por parte de los dicasterios competentes de la Santa Sede, del ‘Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal’".
"Con estos ‘sellos’ eclesiales, el Señor confirma hoy y os confía nuevamente este valioso instrumento que es el Camino, para que podáis, en obediencia filial a la Santa Sede y los pastores de la Iglesia, contribuir con un nuevo impulso y ardor, al redescubrimiento total y alegre del don del Bautismo y ofrecer vuestra contribución original a la causa de la nueva evangelización".
El Papa dijo que "la Iglesia ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un regalo especial suscitado por el Espíritu Santo: como tal, tiende naturalmente a insertarse en la gran armonía del Cuerpo eclesial".
"En este sentido, os exhorto a buscar siempre una profunda comunión con los pastores y con todos los componentes de las Iglesias particulares y de los contextos eclesiales, muy diferentes, en los que estáis llamados a trabajar. La comunión fraterna entre los discípulos de Jesús es, de hecho, el primer testimonio y el más grande del nombre de Jesucristo".
Seguidamente Benedicto XVI expresó su alegría por enviar hoy, a diferentes partes del mundo, "a más de 200 nuevas familias que, con gran generosidad, se han hecho disponibles y parten para la misión, uniéndose idealmente a las 600 familias que ya trabajan en los cinco continentes".
"Queridas familias, la fe que habéis recibido como don sea la luz que se coloca en el candelabro, capaz de mostrar a la gente el camino del cielo. Con el mismo sentimiento, enviaré 13 nuevas ‘missiones ad gentes’, que estarán llamadas a dar testimonio de la Iglesia en ambientes muy secularizados de varios países, o en lugares en los que todavía no ha llegado el mensaje de Cristo".
Dirigiéndose a los presbíteros, provenientes de los seminarios diocesanos "Redemptoris Mater" de Europa, y a los más de 2 000 seminaristas presentes, el Santo Padre los alentó a: ser "sacerdotes enamorados de Cristo y de su Iglesia, capaces de transmitir al mundo la alegría de haber encontrado al Señor y de poder estar a su servicio".
A los catequistas itinerantes y a los de las Comunidades neocatecumenales de Roma y de Lazio, así como a misioneros, Benedicto XVI pidió que "en los sufrimientos o en la aridez" que experimenten, se sientan "unidos al sufrimiento de Cristo en la cruz, y a su deseo de llegar a muchos hermanos alejados de la fe y de la verdad, para llevarlos a la casa del Padre".
Finalmente el Papa los exhortó a reflexionar sobre la tercera parte de la exhortación apostólica Verbum Domini sobre la Biblia, donde se trata "la misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo" y a descubrirse "partícipes del ansia de salvación del Señor Jesús, de la misión que ha confiado a toda la Iglesia".