El Arzobispo de Denver, Mons. Charles Chaput, destacó el testimonio de católico ejemplar del juez federal John Roll, asesinado en el tiroteo ocurrido el sábado 8 de enero en Tucson, Arizona, que dejó seis muertos y 14 heridos.
Roll fue una de las víctimas de Jared Loughner, un joven de 22 años que disparó 31 tiros cuando la representante demócrata Gabrielle Giffords se reunía con ciudadanos en el estacionamiento de un supermercado de Tucson, Arizona.
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Giffords recibió un tiro en la cabeza pero sobrevivió al ataque. La lista de fallecidos incluye a un asistente de la congresista, tres ancianos y Christina Taylor Green una niña de 9 años, también católica.
En su columna de la edición del 12 de enero del semanario Denver Catholic Register, Mons. Chaput afirma que estableció una amistad por correspondencia con el juez Roll gracias a su esposa Maureen –dedicada a asistir a mujeres embarazadas en problemas-, a quien conoció hace dos años en la Misa Anual para Juristas que celebró en Phoenix, Arizona.
Mons. Chaput explica que después de las elecciones presidenciales del 2008 comenzó a intercambiar cartas con el juez Roll y aunque considera "imposible conocer completamente a un hombre solo por correspondencia", cada una de las cartas de Roll tuvo cuatro características claras: "generosidad, inteligencia, grandeza de espíritu y un amor sincero por su fe católica".
El Arzobispo relata que dos días después del asesinato del juez Roll, su asistente legal, Aaron Martin, le describió el tipo de hombre que era.
"Roll era devoto de Santo Tomás Moro y tenía una biografía del santo cerca de su escritorio. Le gustaba asesorar a jóvenes abogados cristianos porque creía que su fe les da una mejor base moral para cumplir su vocación en la ley", sostiene Mons. Chaput.
En su artículo asegura que "para Martin y otros empleados el juez Roll fue una figura paterna más que un jefe" que se preocupaba mucho por sus familias.
"Tenía el hábito de leer una serie de publicaciones católicas los domingos por la mañana antes de ir Misa para aprender más sobre su fe", afirma Mons. Chaput.
El juez Roll solía nadar en las mañanas para mantenerse en forma y asistía a Misa diaria tan a menudo como podía. Solía bromear sobre de un agente federal que fue asignado para su seguridad durante un mes, en una época en la que recibió amenazas. El agente le decía: "Juez, soy católico, pero he ido a más Misas en los últimos 30 días que en los últimos 10 años".
El difunto juez habría cumplido 64 años el próximo 8 de febrero. Tenía tres hijos y cinco nietos. Maureen y John Roll se conocieron desde la adolescencia, eran los mejores amigos y a fin de mes iban a celebrar su aniversario 41 de matrimonio.
"John Roll fue un hombre de inusual gracia personal. A pesar de sus diferencias políticas, el juez Roll y la congresista Gabrielle Giffords, una demócrata, tenían una relación cordial de respeto mutuo. Giffords solicitaba más recursos para el sistema judicial y el Juez Roll estaba agradecido por ello".
"Precisamente a causa de sus diferencias, Roll trataba de saludar a Giffords en sus apariciones locales siempre que podía. En la mañana de su muerte, Roll había asisto a Misa y a las 9:55, según Martin, salió de su casa para pasar por la reunión pública Giffords como muestra de cortesía, para saludarla. Nunca regresó a casa", revela Mons. Chaput.
El Arzobispo pide oraciones por la familia de Roll y recuerda que "esta vida pasa. La eternidad es para siempre. Tenemos que llevar en este mundo, en consecuencia, una vida de servicio cristiano. Maureen y John Roll compartieron una vida de testimonio cristiano manso, poderoso y auténtico".