El Presidente del nuevo Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, explica que la fundación de este nuevo dicasterio vaticano está en la línea del Concilio Vaticano II para "recomenzar hacia nuevos horizontes" en medio de una sociedad secularizada.
En entrevista concedida al diario vaticano L’Osservatore Romano, Mons. Fisichella señala que "la Iglesia, custodia de la Palabra de Dios, la transforma en luz de las gentes" aludiendo a la constitución Lumen Gentium del Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual.
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La Iglesia, prosigue, "no olvida que está en misión continua y que se pone en diálogo con el mundo contemporáneo. Es consciente de que tiene que encontrar nuevas formas para este diálogo, de modo que sea más comprensible para el mundo de hoy".
Entonces, "esto de la nueva evangelización es un camino marcado por el (Concilio) Vaticano II que llega a su finalización –como el Papa ha querido hacernos entender– pero para recomenzar hacia nuevos horizontes".
El Arzobispo resalta luego la importancia de la encíclica Evangelii nuntiandi de 1974 del Papa Pablo VI y destaca también cómo Juan Pablo II durante todo su pontificado alentó la tarea de la "nueva evangelización", expresión acuñada por él para referirse al anunciar el Evangelio con un nuevo ardor, con nuevos métodos y una nueva expresión.
Mons. Fisichella afirma también que Benedicto XVI creó el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización como señal de la "continuidad del magisterio pontificio" y cuenta para esta tarea con todos los episcopados del mundo.
El Arzobispo explica luego uno de los principales desafíos a enfrentar en las sociedades cuya identidad cristiana se ha ido debilitando progresivamente: el secularismo.
Esta tendencia, explica, "es la posición extrema que ha generado formas de relativismo, de autonomía exasperada que el hombre considera tener y que termina por alimentar solo el derecho individual, olvidando la responsabilidad social. Se reclaman derechos que no existen en razón de la presunta autonomía de todos y de todo, en primer lugar de Dios mismo".
El Prelado destaca el trabajo que realizan en pro de la nueva evangelización los movimientos y nuevas comunidades eclesiales en todo el mundo. "Es necesario trabajar juntos respetando y valorando el carisma de cada uno".
Seguidamente indica que para representar la actividad del dicasterio que preside ha elegido la imagen de la Basílica de la Sagrada Familia de Antonio Gaudí, consagrada en noviembre del año pasado por el Papa Benedicto XVI.
Esta iglesia "en el corazón de la ciudad secularizada quiere representar un mensaje muy concreto: es una invitación a usar un lenguaje nuevo para llenar el enorme espacio que, sin la Iglesia, quedaría como un vacío en el corazón mismo de la ciudad. Pero debe ser un lenguaje en continuidad con todo lo que la ha precedido, con lo que constituye el rico patrimonio de nuestra fe".
El Presidente del Pontificio para la Nueva Evangelización señala que Europa es una de sus prioridades, un lugar donde "advertimos dramáticamente una creciente cristianofobia que se manifiesta también en países de antigua tradición cristiana".
Finalmente señala que "sentimos la necesidad de estar presentes y de hacer reconocer la misión de la Iglesia por lo que ella es realmente y no como es con frecuencia presentada de manera distorsionada".