En su visita de una hora a la renovada Biblioteca Apostólica Vaticana esta mañana, el Papa Benedicto XVI hizo votos para que los investigadores que buscan la verdad “orienten sus esfuerzos a la construcción de un mundo más humano”.
El 11 de noviembre pasado, el Santo Padre escribió una carta al Archivista de la Santa Iglesia Romana, Cardenal Raffaele Farina, a quien señaló que la Biblioteca Apostólica Vaticana reabierta en septiembre luego de un largo periodo de restauración “es un lugar eminente de la memoria histórica de la Iglesia” y “un medio precioso” que ayuda al Pontífice en el desarrollo de su ministerio.
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Benedicto XVI visitó las diversas áreas renovadas. Una de estas es el área informática, que facilitan la consulta y la investigación de los usuarios, además de sistemas de seguridad para los grandes archivos y tesoros que allí se conservan.
El Santo Padre ha iniciado su recorrido hacia las 11:00 a.m. y fue recibido por los miembros del Consejo de la Biblioteca, encabezados por el Cardenal Farina. En la entrada del edificio hizo una oración inicial.
En ella el Santo Padre dijo: “grande eres, Señor Dios nuestro. Escucha nuestra oración y bendice a cuantos frecuentarán esta Biblioteca Apostólica para cultivar las ciencias y las artes. Haz que, los honestos indagadores de lo verdaderos, iluminados por la sabiduría de tu Verbo, orienten sus esfuerzos a la construcción de un mundo más humano”.
A continuación, informa Radio Vaticana, le presentaron al Papa los distintos trabajos que se realizaron en toda la estructura, para luego iniciar a recorrer cada una de las áreas y grandes salones donde Benedicto XVI pudo compartir con los numerosos empleados de la biblioteca. Al concluir su visita el Santo Padre reiteró la importancia y la significativa labor de esta institución para la Sede Apostólica y la Iglesia universal e impartió su bendición apostólica.
Sobre la Biblioteca Vaticana, el Viceprefecto Ambrogio Piazzoni comenta que en este lugar se conservan textos fundamentales como manuscritos de la Biblia y que su función no es solamente religiosa sino un servicio a toda la humanidad.
El origen de la Biblioteca Apostólica Vaticana se remonta al siglo IV, período en el cual el archivo de documentos y textos se conservaban en el llamado Scrinium de la Iglesia Romana. No fue sino hasta el siglo VIII, durante el pontificado de Adriano I que se instituyó la figura del Bibliotecario de la Iglesia Romana.
Para el siglo XIII muchos volúmenes de la biblioteca estaban dispersos entre las distintas sedes pontificias de Perugia, Asís y Aviñon por lo que el Papa Juan XXII la reconstituyó y se enriqueció aún más con el regreso de los Papas a Roma.
El inicio de la historia moderna de la Biblioteca se coloca con el pontificado de Nicolás V quien hacia 1450 decidió abrir a la consulta de los estudiosos los códigos latinos, griegos y hebreos, cuya colección había sido ampliada notablemente.
Actualmente los investigadores pueden consultar un patrimonio de más de 150 mil manuscritos, un millón de libros, 300 mil monedas y medallas y más de 100 mil estampas e incisiones.