El Papa Benedicto XVI se encontró este miércoles con una delegación de cristianos iraquíes, integrada en su mayoría por heridos del brutal atentado contra la Catedral siro-católica de Bagdad durante la Misa dominical del 31 de octubre.
Los 26 cristianos iraquíes, liderados por el sacerdote Giorgio Jahola participaron en la Audiencia General y al final de ésta se entrevistaron con el Santo Padre. Luego se reunieron en privado con el Arzobispo Fernando Filoni, sustituto de la Secretaría de Estado y ex Nuncio Papal en Irak.
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En la delegación se encuentra una niña de apenas un año de edad que perdió a su padre y a su hermano mayor de tres años en el ataque; así como siete jóvenes estudiantes atacados en el convoy que los llevaba a la universidad.
Los cristianos iraquíes llegaron a Roma gracias a la labor conjunta del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano y el Vaticano. Los sobrevivientes –tres niños, 16 mujeres y siete hombres– recibieron asistencia médica en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma.
Los cristianos iraquíes agradecieron al Papa la asistencia hospitalaria y sus palabras de consuelo. Mientras algunos aún lucen un estado de shock, otros mostraron al Santo Padre las fotografías de sus familiares asesinados en la masacre.
Según informó L’Osservatore Romano, el Padre Jahola recordó a los dos sacerdotes que murieron al ofrecer su vida por la libertad de los cristianos rehenes en la Iglesia. También lamentó que aún no prospere la investigación sobre el ataque.
"Para defender la causa de Irak necesitamos abogados sensibles y honestos que investiguen los errores cometidos contra la población iraquí. Nadie ha investigado sobre las causas de estos últimos atentados y esto nos hace desesperar y pensar que las autoridades son cómplices de esta tragedia. Tras el atentado, la iglesia se cerró. Al día siguiente nadie podía entrar allí porque la estaban limpiando. Eliminaron todas las huellas de la tragedia. Queremos respuestas", declaró.
El 31 de octubre pasado, un comando de Al Qaeda atacó la Catedral siro-católica en el centro de Bagdad, en plena Misa dominical. Los extremistas tomaron como rehenes durante varias horas a decenas de feligreses. En el ataque –que terminó con un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los terroristas– murieron 44 cristianos, dos sacerdotes, siete agentes y todos los terroristas.
La ola de violencia continuó con la detonación de varias bombas en vecindarios cristianos y el asesinato de dos cristianos en Mosul, ocurrido el 16 de noviembre al noroeste de Bagdad.