El Papa Benedicto XVI presidió en la Basílica de San Pedro la "Ultima Commendatio" y la "Valedictio", al final de la Misa por el fallecimiento del Cardenal Urbano Navarrete, de quien dijo fue un maestro que buscó enseñar a las nuevas generaciones la verdadera justicia.
Durante la Misa presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano, el Pontífice dijo que el Cardenal Navarrete fue un "maestro de justicia". Recordó que el estudio atento y la enseñanza apasionada del derecho canónico eran un elemento central de su vida. "Educar especialmente a las generaciones jóvenes en la verdadera justicia, la de Cristo, la del Evangelio: este es el ministerio que el Cardenal Navarrete desarrolló durante toda su vida", afirmó.
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Benedicto XVI recordó que el también Diácono de San Ponziano era un "experto en derecho matrimonial", fue decano de la Facultad de Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana y rector de este ateneo.
"Quisiera destacar además su atención a eventos eclesiales importantes como el Sínodo diocesano de Roma, el Concilio Vaticano II, así como su contribución científica competente en la revisión del Código de Derecho Canónico y la fructífera colaboración con varios dicasterios de la Curia Romana como un consultor valioso", afirmó el Papa.
Benedicto XVI indicó que el Cardenal Navarrete "solía decir que había tres principios básicos que le guiaban en el estudio: mucho amor al pasado, a la tradición; (…) la sensibilidad a los problemas, exigencias, retos del presente, donde Dios nos ha puesto; por último, la capacidad de mirar y abrirse al futuro sin miedo, pero con la esperanza que proviene de la fe. Una visión profundamente cristiana, que guió su compromiso por Dios, por la Iglesia, por el ser humano en la enseñanza y en las obras".
El Papa señaló que "la luminosa verdad de fe de la vida eterna nos consuela cada vez que saludamos por última vez a un hermano fallecido. El cardenal Urbano Navarrete, hijo espiritual de San Ignacio de Loyola (…) amó a Cristo viviendo en unión íntima con El, especialmente en los largos ratos de oración".
Benedicto XVI destacó la importancia de los hogares cristianos al recordar que los padres del Cardenal "crearon en la familia un clima de profunda fe cristiana, favoreciendo en los seis hijos, tres de ellos jesuitas y dos religiosas, el valor de dar testimonio de su fe, sin anteponer nada al amor de Cristo y haciendo todo para la mayor gloria de Dios".