En un mensaje enviado con motivo del simposio que en Roma sobre el Beato Cardenal John Henry Newman, el Papa Benedicto XVI recordó que este hombre entregado al servicio de la Iglesia difundió siempre el primado de la Verdad, de Dios, esforzándose por convencer con humildad alegría y paciencia.
En el texto enviado al P. Hermann Geissler, Director del International Centre of Newman Friends, que organiza el citado simposio sobre el tema "El primado de Dios en la vida y en los escritos del beato John Henry Newman", el Santo Padre recuerda que el Cardenal Newman, después de atravesar en su juventud un período de dificultad y dudas que concluyó con la gracia de la conversión y siendo todavía anglicano, se guiaba por dos criterios fundamentales que "manifiestan plenamente el primado de Dios en su vida".
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"El primero: ‘la santidad antes que la paz’, documenta su firme voluntad de adhesión al Maestro interior con toda su conciencia, de abandonarse con confianza al Padre y de vivir en fidelidad a la verdad reconocida. El segundo: ‘el crecimiento es la única expresión de vida’, expresa totalmente su disposición a una conversión continua, a una transformación y un crecimiento interior, siempre confiado en Dios".
"Así –dijo el Papa– descubrió su vocación al servicio de la Palabra de Dios, y dirigiéndose a los Padres de la Iglesia para encontrar más luz, propuso una verdadera reforma del anglicanismo, adhiriendo, por último a la Iglesia Católica".
Benedicto XVI resaltó luego que "el primado de Dios se traduce para Newman en el primado de la verdad, una verdad que hay que buscar ante todo disponiéndose interiormente a la acogida, en una confrontación directa y sincera con todos y que encuentra el ápice en el encuentro con Cristo, camino, verdad y vida".
El Cardenal Newman, "presentando y difundiendo la Verdad, también prestó siempre atención a encontrar el lenguaje apropiado, la forma justa y el tono adecuado. Intentó no ofender nunca y dar testimonio a la gentil luz interior (kindly light), esforzándose por convencer con la humildad, la alegría y la paciencia".
"Al beato John Henry Newman, maestro en enseñarnos que el primado de Dios es el primado de la verdad y del amor, confío las reflexiones y el trabajo del presente simposio", concluyó.