El Papa Benedicto XVI señala que la llamada "salud reproductiva" –término usado comúnmente para incluir la anticoncepción y el aborto– la fecundación in vitro y la legalización de la eutanasia, entre otras prácticas, hieren al ser humano y a la justicia sanitaria que debe ser una de las prioridades de los gobiernos e instituciones internacionales.
El Papa hizo esta afirmación en un mensaje enviado al Arzobispo Zygmunt Zimowski, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral Sanitaria, y a los los participantes de la 25° Conferencia Internacional del dicasterio que se celebra en Roma en estos días bajo el lema "Para un cuidado de la salud igualitaria y humana, a la luz de la "Caritas in veritate".
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El Santo Padre indica en el texto que "lamentablemente junto a los resultados positivos y alentadores, hay opiniones y formas de pensamiento" que hieren a la justicia sanitaria y al hombre: "me refiero a cuestiones como las relacionadas con la llamada ‘salud reproductiva’, con el recurso a técnicas artificiales de procreación que implican la destrucción de embriones, o con la legalización de la eutanasia".
Ante este escenario, refiere el Pontífice se hace necesario "el amor a la justicia, la protección de la vida desde su concepción hasta la muerte natural, el respeto de la dignidad de todo ser humano" que "deben ser sostenidos y testimoniados, incluso contra corriente: los valores éticos fundamentales son patrimonio común de la moralidad universal y base de la convivencia democrática".
Benedicto XVI explica luego que "es necesario obrar con mayor empeño en todos los niveles para que el derecho a la salud sea efectivo, favoreciendo el acceso a las atenciones sanitarias primarias".
"En nuestra época se asiste, por una parte, a una atención a la salud que corre el riesgo de transformarse en consumismo farmacológico, médico y quirúrgico, llegando a ser casi un culto del cuerpo, y por otra parte, a la dificultad de millones de personas para acceder a condiciones de subsistencia mínimas y a fármacos indispensables para curarse".
Tras resaltar que "es importante instaurar una verdadera justicia distributiva que garantice a todos, sobre la base de las necesidades objetivas, curas adecuadas", el Papa afirma que "el mundo de la salud no puede sustraerse a las reglas morales que deben gobernarlo para que no se convierta en inhumano".
"Se promueve la justicia cuando se acepta la vida del otro y se asume la responsabilidad por él, respondiendo a sus expectativas, ya que en él se percibe el mismo rostro del Hijo de Dios, que se hizo hombre por nosotros. La imagen divina impresa en nuestro hermano funda la eminente dignidad de cada persona y suscita en cada uno la exigencia del respeto, del cuidado y del servicio".
El Papa señala además que "sólo si se mira el mundo a través de los ojos del Creador, que es mirada de amor, la humanidad aprenderá a vivir en la tierra en paz y justicia, destinando con justicia la tierra y sus recursos para el bien de cada hombre y cada mujer".
Finalmente, el Papa Benedicto XVI expresa su esperanza de que "se adopte un modelo de desarrollo basado en el papel central del ser humano, en la promoción y participación en el bien común, en la responsabilidad, en la toma de conciencia de la necesidad de cambiar el estilo de vida y en la prudencia, virtud que indica lo que se ha de hacer hoy, en previsión de lo que puede ocurrir mañana".