La demanda de una pareja contra una clínica de fertilidad por el nacimiento de Mariana, una niña con Síndrome de Down, ha despertado la polémica sobre el gran negocio de la fecundación asistida en Perú, una industria que para los expertos, comercia con el anhelo de ser padres y presenta al hijo como un objeto en venta.
En declaraciones a ACI Prensa, el experto en bioética Renzo Paccini, explicó que detrás de la demanda por el caso Marianita "hay una aproximación mercantilista a la procreación humana" y "los que pagan las consecuencias son esos seres humanos que están en estado embrionario" y son eliminados de manera masiva".
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Walter Gonzáles y Ana María Rodríguez, denunciaron a la clínica Concebir de esta capital por el nacimiento de su hija Mariana de nueve meses de edad que presenta Síndrome de Down y complicaciones congénitas, a diferencia de su hermana melliza que nació con buena salud.
Los padres de Mariana exigen una reparación económica de un millón de soles (unos 350 mil dólares) y han presentado el caso como una "estafa" alegando que pagaron 15 mil dólares por un tratamiento de fecundación in vitro del que debían nacer solo niños sanos.
Paccini recordó que en las clínicas de fertilidad se producen embriones que muchas veces morirán para que nazca uno. Agregó que una de las maneras de eliminarlos es someterlos a un "control de calidad" que discrimina qué embrión no será implantado ante una posible alteración o enfermedad.
El director para América Latina del Population Research Institute, Carlos Polo, dijo a ACI Prensa que éste "es un ejemplo claro de la terrible lógica que introduce la reproducción asistida: el hijo convertido en mercancía" y la apertura a la lógica abortista.
"No es necesario explicitar lo que debe hacerse con los embriones que no cumplan el estándar requerido. Es claro que hubieran preferido que desechen a Mariana y a todos los embriones que no fueran el hijo anhelado. Ninguna clínica de reproducción asistida produce un solo embrión en este proceso comercial que cuesta 15,000 dólares en el Perú. Cumplido el contrato, lo demás es material de desecho", explicó Polo.
Por su parte y consultada por ACI Prensa, Gloria Adaniya, presidenta del Centro de Promoción Familiar y Regulación Natural de la Natalidad (CEPROFARENA), recordó que "el niño tiene derecho a nacer naturalmente y dentro de una familia, tiene derecho a nacer con dignidad dentro del matrimonio, y no debe ser considerado un objeto de propiedad".
Adaniya recordó que no existe el derecho al hijo sino el derecho de los niños a "tener padres y nacer del amor humano e integrar una familia".
"La fecundación in vitro trata al ser humano como mercancía y es penoso porque realmente justifica eliminar tantas vidas, tantos hijos" al decidir cuantos embriones se fabrican, "cuántos se eliminan, cuántos se desechan, cuántos se eligen".
La doctrina católica se opone a la fecundación in vitro por dos razones primordiales: primero, porque se trata de un procedimiento contrario al orden natural de la sexualidad que atenta contra la dignidad de los esposos y del matrimonio; segundo, porque la técnica supone la eliminación de seres humanos en estado embrionario tanto fuera como dentro del vientre materno, implicando varios abortos en cada proceso.