El Arzobispo de Milán, Cardenal Dionigi Tettamanzi, explica que el recordado Papa Juan Pablo II supo explicar y definir la importancia que tiene la familia constituida por el matrimonio entre un hombre y una mujer; y su unidad con la Iglesia en el marco del desafío de la nueva evangelización.
En su ponencia titulada "La familia en el misterio de la Iglesia: Fecundidad teológico-pastoral de la Familiaris Consortio 30 años después" en el marco de la inauguración en Roma del año académico del Pontificio Instituto Juan Pablo II para el estudio del Matrimonio y la Familia, el Cardenal indicó que el Papa peregrino entendió la importancia que el Concilio Vaticano II le dio a la familia en el contexto de una visión global del plan de Dios y explicó la inseparable unidad que existe entre ésta y la Iglesia.
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El Cardenal Tettamanzi señala que la Iglesia tiene la conciencia de ser el ambiente vital en el que "el cristiano está en capacidad de tener una experiencia profunda de comunión, que define al hombre en sus aspectos más profundamente relacionales, y que él puede descubrir mediante la experiencia de un amor recibido y donado".
Esta experiencia, comenta, contrasta con una sociedad que se aleja cada vez más de Dios y no comprende la vida como un don, como un regalo que debe ser acogido; sino que vive con una mentalidad egoísta en la que la familia se ha convertido en algo que debe reducirse a lo privado y ésta no tiene importancia en la esfera pública.
Ante esta situación social que aparece marcadamente más en occidente, el Cardenal señala que la perspectiva teológico-pastoral de la Familiaris consortio, la exhortación apostólica de Juan Pablo II sobre la misión de la familia en el mundo actual, representa una novedad radical para toda la Iglesia.
Esta novedad se basa en que este documento "no solo propone una acción pastoral basada en el acompañamiento de la vocación al amor y no sobre una propuesta de carácter intelectual; sino que se concentra en la formación de las personas más que en sus roles o actividades".
Formar, explica el Arzobispo de Milán, "significa constituir un ‘sujeto cristiano’ personal primero y familia después, que esté en capacidad de reconocer y traducir en realidad la vocación al amor, descubierta y vivida en el encuentro con Jesús y en su seguimiento".
En síntesis, sobre la dimensión social que es profundamente humana del amor familiar "se puede decir que la Familiaris consortio anticipa los aspectos esenciales de la ‘nueva evangelización’, que apunta a constituir una nueva cultura, la ‘cultura de la vida’, la única en capacidad de responder a la ‘cultura de la muerte’, cuyos signos son cada vez más evidentes en nuestra sociedad".
Para leer la exhortación apostólica Familiaris Consortio de Juan Pablo II ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/familiaris.htm