Benedicto XVI ha proyectado esta tarde su imagen más cercana y próxima con los niños y las familias en su visita a la Obra Benéfico-Social Nen Déu, que atiende a discapacitados físicos y psíquicos.
Visiblemente emocionados y cantando "Bienvenido a la fiesta", los niños han recibido al Papa a media tarde, quien durante toda la visita se ha mostrado muy entregado, sobre todo cuando los niños le han dirigido unas palabras y otros le han hecho entrega de regalos manuales, como un álbum de fotos o un cuadro pintado de la Sagrada Familia.
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María del Mar Gajo, procedente del centro que la institución también tiene en Tiana, se ha dirigido en nombre de sus compañeros al Papa, para agradecerle su presencia.
"En nombre de mis compañeros del Niño Dios le quiero dar las gracias por venir a nuestra casa y por hacernos sentir felices. Porque aunque somos diferentes nuestro corazón ama como los otros corazones y queremos ser amados", ha leído, algo nerviosa ante el micrófono.
"Queremos dar las gracias a nuestros padres que nos han regalado el don de la vida y a los que nos cuidan cada día", ha dicho la joven, que al acabar ha recibido un caluroso abrazado del Pontífice entre aplausos.
También ha intervenido otro chico, Antonio Gómez, alumno de la escuela, que ha pedido al Papa que los lleve siempre en su corazón.
Benedicto XVI ha bendecido después de las preces la primera piedra de la residencia de la Congregación en Tiana, la primera piedra --salida de la catedral de Barcelona y grabada con un texto especial para esta ocasión-- y el mapa del proyecto.
La superiora del centro, Rosario Hidalgo, ha agradecido al Pontífice su visita y ha señalado que significa una aceptación de estos niños "incomprendidos en esta sociedad materialista, falta de valores verdaderos". Hidalgo ha añadido "la Iglesia, a pesar de su debilidad, hace presente el amor de Cristo".
A su salida y mientras el Papa entraba en el coche los niños han soltado centenares de globos para festejar la visita del Pontífice a "su casa".