En su saludo en la Catedral de Santiago de Compostela, el Papa Benedicto XVI destacó que la Iglesia sirve siempre a la auténtica verdad y libertad, a las que nunca renuncia, porque está en juego el ser humano, cuya salvación es su tarea fundamental.
Luego de rezar ante el Sagrario de la Catedral de Santiago de Compostela y tras saludar a los miles de fieles presentes en la Plaza del Obradoiro que lo recibieron en medio de vivas y aplausos, el Papa se acercó con paternal afecto a algunos de niños presentes en este templo a quienes bendijo. Benedicto XVI salió de la Iglesia para volver a entrar a ella, esta vez por la Puerta Santa vestido con la capa del peregrino, abierta en ocasión del Año Santo Compostelano o Xacobeo.
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El Papa se dirigió después a rezar en silencio ante la tumba del Apóstol Santiago, acompañado por el Arzobispo Julián Barrio. Luego de esta oración saludó a un grupo de religiosas y caminó hacia la venerada imagen del Apóstol a la que abrazó, tradicional acto que cumplen los peregrinos en Compostela.
Seguidamente y tras el saludo de Mons. Barrio, Benedicto XVI pronunció un discurso que fue interrumpido en diversos momentos por los afectuosos aplausos y los vivas de los presentes. En él explicó que "peregrinar no es simplemente visitar un lugar cualquiera para admirar sus tesoros de naturaleza, arte o historia".
"Peregrinar significa, más bien, salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios allí donde Él se ha manifestado, allí donde la gracia divina se ha mostrado con particular esplendor y ha producido abundantes frutos de conversión y santidad entre los creyentes", explicó.
En este Año Santo Compostelano, continuó el Papa, "como Sucesor de Pedro, he querido yo también peregrinar a la Casa del Señor Santiago, que se apresta a celebrar el ochocientos aniversario de su consagración, para confirmar vuestra fe y avivar vuestra esperanza, y para confiar a la intercesión del Apóstol vuestros anhelos, fatigas y trabajos por el Evangelio".
El Santo Padre dijo luego que al abrazar la imagen del Apóstol Santiago "he pedido también por todos los hijos de la Iglesia, que tiene su origen en el misterio de comunión que es Dios. Mediante la fe, somos introducidos en el misterio de amor que es la Santísima Trinidad. Somos, de alguna manera, abrazados por Dios, transformados por su amor".
"La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad".
El Papa Benedicto XVI explicó que "entre verdad y libertad hay una relación estrecha y necesaria. La búsqueda honesta de la verdad, la aspiración a ella, es la condición para una auténtica libertad. No se puede vivir una sin otra. La Iglesia, que desea servir con todas sus fuerzas a la persona humana y su dignidad, está al servicio de ambas, de la verdad y de la libertad".
La Iglesia, resaltó Benedicto XVI, "no puede renunciar a ellas, porque está en juego el ser humano, porque le mueve el amor al hombre, ‘que es la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma’, y porque sin esa aspiración a la verdad, a la justicia y a la libertad, el hombre se perdería a sí mismo".
Luego de animar a los fieles a "vivir iluminados por la verdad de Cristo, confesando la fe con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en el compromiso como ciudadanos", el Santo Padre pidió rezar a Dios para que "muchos jóvenes se consagren a esta misión en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada: hoy, como siempre, merece la pena entregarse de por vida a proponer la novedad del Evangelio".
Tras agradecer a los españoles por sus múltiples obras de caridad, gestó que arrancó nuevos aplausos de los presentes, el Papa concluyó pidiendo "al Altísimo que conceda a todos la audacia que tuvo Santiago para ser testigo de Cristo Resucitado, y así permanezcáis fieles en los caminos de la santidad y os gastéis por la gloria de Dios y el bien de los hermanos más desamparados. Muchas gracias".
El Papa rezó el Padre Nuestro con los presentes y colocó incienso en el tradicional "botafumeiro", un quemador de unos 50 kilos de peso usado sólo en algunos ocasiones y que es movido por ocho hombres balanceándose en el corredor central de la nave de la Catedral de Santiago de Compostela a modo de péndulo.
Para leer el saludo completo ingrese a: http://www.aciprensa.com/benedictoxvi/viajes/espana10/documento.php?doc_id=341