El director del Centro de Estudios Católicos de la Universidad Juan Pablo II, Luis Fernando Gutiérrez, defendió el derecho de los cristianos de defender principios éticos –especialmente los referidos a la vida y la familia– en los espacios públicos.
En un artículo publicado por el diario La Nación, Gutiérrez lamenta que se trate de impedir con argumentos trasnochados que los cristianos "defiendan los principios referidos a la inviolabilidad del derecho a la vida de todo ser humano y a la necesidad de promover y fortalecer la familia natural".
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El experto sostiene "que es inadecuado que la Iglesia no deba o no pueda proponer nada en los ámbitos público y político" pues como cualquier institución de la sociedad civil en un país democrático, "tienen todo el derecho a proponer sus ideas y sus puntos de vista frente a la orientación que se debe dar a un país y sobre las políticas que debe adoptar el Estado".
"No hay ninguna razón para decir que mientras que cualquier colectivo, partido, organización no gubernamental, etc., puede proponer su propio punto de vista o ideología, la Iglesia, en cambio, no puede proponer su enseñanza bimilenaria", agrega.
Gutiérrez recuerda que los argumentos que usa la Iglesia en temas como el aborto, la fecundación in vitro, el matrimonio y la familia "desde la razón son decisivos y son perfectamente comprensibles para cualquiera, aunque no comparta el credo cristiano o católico".
El experto defiende el derecho y deber de los políticos y los funcionarios públicos "de participar en, e incluso de organizar foros de diálogo con los diferentes miembros e instituciones de la sociedad civil y de manera particular con aquellos que resultan socialmente más significativos, pues es justamente en nombre de los miembros de esa sociedad civil que ellos gobiernan".
"Resultaría absurdo que mientras que se admite la presión externa de instituciones internacionales y el lobby imparable de grupos ideológicos, y hasta de empresas privadas para que los políticos legislen y gobiernen, se considere ilegítimo que un político actúe según sus propios principios éticos o que escuche y asuma los puntos de vista defendidos por una organización tan representativa como la Iglesia Católica y actúe en el ámbito público de acuerdo con ellos", explica.
Asimismo, lamenta que no pocos políticos y funcionarios públicos hayan optado "por ocultar o incluso traicionar sus principios y su confesión religiosa" por un "complejo de inferioridad" en un país mayoritariamente católico como Costa Rica.
Recuerda que "los grupos ideológicamente contrarios a la vida y a la familia, que aunque tienen mucho impacto mediático, son bastante reducidos en número real de militantes, nunca darán sus votos a alguien simplemente neutral pues los tienen muy ordenadamente ubicados en los políticos totalmente identificados con su agenda ideológica, social y cultural".