El Subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, Guzmán Carriquiry Lecour, animó a los españoles a "salir a la calle" para recibir la visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona y Santiago.
Carriquiry Lecour ofreció la conferencia "A la espera de Benedicto XVI. Sentido y Responsabilidad" ante unas 500 personas en Barcelona, a pocas semanas de la visita papal a Santiago de Compostela y Barcelona prevista para los próximos 6 y 7 de noviembre.
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Desde la Basílica de la Purísima Concepción, el experto laico con más rango en el Vaticano, recordó que "la visita del Papa nos acerca el rostro del Dios del amor llevado hasta sus últimas consecuencias, muerto y sepultado".
El experto alentó a los católicos catalanes hablar del significado de la visita papal "a nuestros hijos, compartirlo con los amigos en casa, suscitar el diálogo con nuestros compañeros de trabajo".
Animó a los católicos a "salir a la calle a recibirlo, manifestar nuestra bienvenida en ventanas y balcones. Hacernos presentes en la vida pública y recabar que sean respetadas nuestras creencias y el derecho de hospitalidad".
También sugirió "participar y divulgar las catequesis sobre los textos que han sido preparados por la diócesis de Barcelona. Es una ocasión evangelizadora, misionera, que no es un añadido a nuestra fe sino su consecuencia. Evangelizar es proponer el compartir la alegría y la belleza del encuentro con Jesucristo".
Carriquiry explicó que "el cristianismo ofrece desde su diversidad la respuesta a los anhelos profundos del corazón de todo hombre y mujer" que "no puede sentirse satisfecho por el materialismo que le constriñe, porque está hecho para abarcar el infinito. El corazón humano no puede encontrar satisfacción permanente en la sociedad del hiperconsumo y el espectáculo, de la banalización de la experiencia humana".
Recordó que "las palabras del Papa se alzan ante las falsas respuestas, las de la trivialización y banalización de la vida que tanto mal hacen entre nuestros adolescentes y jóvenes e invitan a todos a observar la realidad en todas sus dimensiones, la de la razón y la de la fe, a ejercer el amor entendido como un darse y compartir, a cumplir el mandato de servir a los pobres".
"¿Qué nos pide el Papa? ¿que desenvainemos la espada como Pedro ante el prendimiento de Jesús? No. Lo que nos pide antes que nada es la gracia de nuestra conversión personal. De ser testigos de verdad de la Buena Nueva de un mundo transformado y de la vida eterna, porque el peor mal de la Iglesia no está fuera sino dentro", indicó.