Al recibir esta mañana las cartas credenciales del nuevo Embajador de Colombia ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez Ossa, el Papa Benedicto XVI alentó a defender el vasto patrimonio espiritual católico de este país, la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, el derecho a la educación de los hijos de acuerdo a las propias convicciones. El Santo Padre reiteró el permanente compromiso de la Iglesia en la colaboración con el Estado.
Al comenzar su discurso el Santo Padre hizo votos para que el recientemente iniciado mandato del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos conduzca a esta nación "por las sendas del progreso en la justicia, al amparo del respeto absoluto a los derechos básicos de la persona y en marcha constante hacia metas cada vez más nobles y altas, tanto humanas como espirituales".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Tras recordar que Colombia tiene profundas raíces católicas, el Papa destacó que el inicio del servicio del nuevo embajador Velásquez se da en el año en que este país celebra el Bicentenario de su independencia.
Este aniversario, dijo, debe "intensificar las iniciativas y medidas que consoliden la seguridad, la paz, la concordia y el desarrollo integral de todos sus ciudadanos y mirar con serenidad e ilusión el futuro que se avecina. En este camino, es de fundamental importancia el concurso de todos, de modo que los más profundos anhelos y proyectos del pueblo colombiano se vayan haciendo cada vez más una feliz y esperanzadora realidad".
Seguidamente Benedicto XVI afirmó que desde "los albores de la llegada de los españoles a América, la Iglesia Católica ha estado presente en cada una de las etapas del devenir histórico de vuestro País, desempeñando siempre un papel primordial y decisivo".
El trabajo de incontables obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, continuó el Papa, "ha dejado huellas imborrables en los más variados ámbitos del acontecer de vuestra Patria, tales como la cultura, el arte, la salud, la convivencia social y la construcción de la paz".
"Se trata -explicó- de un patrimonio espiritual que ha germinado a lo largo de los años y en todos los rincones de Colombia en innumerables y fructíferas realizaciones humanas, espirituales y materiales. Estos esfuerzos, no exentos de sacrificios y adversidades, no pueden ser ignorados. Vale la pena salvaguardarlos como valiosa herencia y potenciarlos como una propuesta benéfica para toda la Nación".
Tras recordar que en su mensaje a los Obispos en el año 2008 en ocasión del 100° aniversario de la Conferencia Episcopal de Colombia los había animado a servir con entusiasmo a todos, especialmente a los más desfavorecidos llevándoles un mensaje de paz, justicia y reconciliación, el Papa Benedicto XVI explicó que "en esta apasionante tarea, la Iglesia en Colombia no exige privilegio alguno".
La Iglesia, en esta tarea ante los diversos desafíos actuales como la erradicación de la pobreza y la lucha contra el narcotráfico, quiere seguir "prestando una leal colaboración para el crecimiento integral de las comunidades en las que los pastores, religiosos y fieles ejercen su servicio, movidos únicamente por las exigencias que brotan de su ordenación sacerdotal, de su consagración religiosa o de su vocación cristiana".
Al recordar que las relaciones entre la Santa Sede y Colombia tienen cumple 165 años, el Papa subrayó el interés de la Iglesia por "tutelar y fomentar la inviolable dignidad de la persona humana, para lo cual es esencial que el ordenamiento jurídico respete la ley natural en áreas tan esenciales como la salvaguarda de la vida humana, desde su concepción hasta su término natural; el derecho a nacer y a vivir en una familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer o el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación acorde con sus propios criterios morales o creencias".
"Todos ellos son pilares insustituibles en la edificación de una sociedad verdaderamente digna del hombre y de los valores que le son consustanciales".
En la parte final de su discurso el Santo Padre se refirió a los secuestrados en Colombia, "injusta y cruelmente privados de libertad. Rezo también por sus familiares y, en general, por las víctimas de la violencia en todas sus formas, suplicando a Dios que se ponga de una vez fin a tanto sufrimiento, y que todos los colombianos puedan vivir reconciliados y en paz en esa bendita tierra, tan colmada de recursos naturales, de hermosos valles y encumbradas montañas, con caudalosos ríos y pintorescos paisajes, que es preciso preservar como magnífico don del Creador".