La grave dificultad de vivir la fe cristiana en el mundo islámico se puso en el centro de la presente jornada del Sínodo Especial del Medio Oriente que el Papa Benedicto XVI preside en el Vaticano.
Mons. Camillo Ballin, Vicario Apostólico de Kuwait recordó este jueves que en la tradición musulmana, "el Golfo es la tierra sagrada del profeta del Islam, Mahoma, y ninguna otra religión debería existir en ella. ¿Cómo podemos vivir esta afirmación con la realidad de nuestras Iglesias en el Golfo, donde hay aproximadamente tres millones de católicos?"
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El Prelado de nacionalidad italiana recordó que los tres millones de católicos que viven en el Golfo Pérsico provienen en especial de países asiáticos como las Filipinas y que "la realidad de su presencia, que no puede ocultarse, cuestiona la afirmación musulmana".
"Nuestra asistencia a estos fieles", agregó, "no puede limitarse únicamente a la celebración de la misa del domingo, o incluso cotidiana, y a nuestras homilías". "Necesitamos recuperar el aspecto misionero de la Iglesia. En efecto, una Iglesia sin espíritu misionero y que se encierra en sí misma, en sus propias devociones y tradiciones, está destinada a una vida que no es la vida ‘en abundancia’ deseada por el Señor".
"Pedimos a nuestros hermanos musulmanes que nos concedan los espacios necesarios para rezar de forma conveniente", concluyó el Prelado.
Su Beatitud Ignace Youssef, Patriarca de Antioquía de los Sirios (Líbano) destacó por su parte que "nuestros fieles, en la atormentada región de Oriente Medio, tienen derecho a esperar mucho de este Sínodo. Debemos darles las razones de su fe, inseparable de la Esperanza en nuestro Salvador amado, que nos conforta: ‘no temas pequeño rebaño’".