El Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren, recordó a los fieles que participaron en la fiesta del Señor Cautivo de Ayabaca, que la peregrinación realizada el fin de semana no ha culminado sino que continúa en la vida diaria, pues la fe madura y se fortalece cuando es llevada a la acción.
En la Misa realizada antes de la peregrinación, el Prelado explico que la fe crece, madura y se consolida cuando se manifiesta en la conducta diaria. "El problema está cuando no hacemos descender las consecuencias de nuestra fe, es decir, cuando no nos esforzamos por vivir esta fe cada día en todas las circunstancias concretas de la vida", advirtió.
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Por ello, Mons. Eguren indicó que "al regresar de Ayabaca a nuestras actividades cotidianas debemos vivir como auténticos cristianos, vivir con coherencia nuestra condición de hijos de Dios, de hijos de la Iglesia. La peregrinación no acaba en Ayabaca, continúa en nuestra vida".
El Arzobispo de Piura recordó que la fe es un don de Dios, "una gracia sobrenatural que antecede y sostiene todo esfuerzo humano por acrecentar y hacer fecunda esa fe". Mons. Eguren invitó a agradecer al Señor por este regalo y a la vez pedir para que aumente la fe de los cristianos.