Al inaugurar la asamblea plenaria del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), el Cardenal Péter Erdő, señaló que este continente "necesita de Dios, recordar sus raíces (cristianas) para así poder mirar al futuro con realismo y esperanza" en medio de los desafíos actuales como las amenazas contra la vida y la familia, célula básica de la sociedad sustentada por el matrimonio entre un hombre y una mujer.
En la cita se dio a conocer el mensaje del Papa Benedicto XVI para la asamblea, firmado por el Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, en el que el Santo Padre "alienta a proseguir la importante obra que busca que las comunidades eclesiales se esfuercen por la libertad de los fieles ante la intolerancia y la discriminación, así como el trabajo por la promoción de la familia y la defensa de la vida humana".
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El Papa asegura su oración "para que el encuentro contribuya a hacer más sólidos los vínculos de unidad y comunión entre los obispos europeos alentando un valeroso impulso a la nueva evangelización del continente".
Como presidente de la CCEE, el Cardenal Erdo destacó las raíces cristianas de Croacia y toda Europa, advirtiendo luego que este continente atraviesa actualmente por "una crisis de identidad que no golpea sólo a nuestros países individualmente sino que afecta también el proyecto de una Europa comunitaria".
El también Arzobispo de Esztergom-Budapest, advirtió luego que "cuando se quiere negar a toda cosa la existencia de Dios, como algunos grupos quieren hacer, se termina siempre por negar la posibilidad de fundar la vida y las estructuras sociales en alguna cosa sólida, basándose en el parecer de algunos o en el aparente consenso momentáneo de algunos diputados".
"Europa necesita de Dios, necesita recordar las propias raíces y así mirar el futuro con realismo y esperanza. Con frecuencia la situación no es fácil para muchos cristianos que buscan con su vida testimoniar la fe y la esperanza que habita en ellos, a través de un modelo de vida que se convierte en un desafío para otros", precisó.
Seguidamente el Purpurado húngaro anunció la creación de un Observatorio ante la intolerancia y discriminación de los cristianos en Europa y explicó que este organismo no busca ser "un instrumento de polémica sino una ayuda para crear una sociedad más respetuosa de la libertad religiosa, más capaz también de entender y aceptar las propias raíces y la realidad plural a través de una sana laicidad".
El Cardenal señaló que se trata, por un lado "de una ayuda a la evangelización moderna, y por otro, de una ayuda al desarrollo para una auténtica democracia basada en la igualdad en nuestro continente" para afrontar más profundamente el asunto principal de estos días: "el problema demográfico y su necesaria relación con la familia".
"La organización de la vida urbana moderna hace difícil mantener a una familia numerosa. Las mujeres no son valoradas suficientemente en su maternidad. La crisis económica y la desocupación entran en las casas de tantas familias llevando muchas angustias y miedos. No podemos no acusar recibo del fenómeno de que en nuestros días el mismo concepto de familia es puesto en discusión y estamos seriamente preocupados por el modo en el que la vida humana es amenazada particularmente cuando es más vulnerable, antes del nacimiento o cuando se acerca su fin".
Finalmente el Cardenal precisó que "la crisis de la familia es sobre todo un aspecto de la crisis cultural: si vivimos en el momento por el momento, perdemos la relación no sólo intelectual sino también biológica con el futuro y nos sentimos relacionados y sostenidos por el conjunto de lo creado".