El Arzobispo Silvano M. Tomasi, Representante Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, abogó por el respeto a la libertad de expresión ante el avance de las ideologías que pretenden silenciar a las personas.
En la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Mons. Tomasi recordó que la religión ha ganado una mayor visibilidad en el espacio público en los últimos años. Sin embargo, una extendida actitud muy antirreligiosa, favorece a algunas manifestaciones vinculadas a la discriminación y los prejuicios.
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"El desarrollo y la autorrealización de la persona humana implica, como un componente esencial, la expresión y el intercambio de su visión de la realidad", explicó y agregó que negar el derecho a la libertad de pensamiento y expresión afecta a "una de las aspiraciones más profundas de la persona humana".
Mons. Tomasi aseguró que "el enfoque de los derechos humanos debe estar en la persona humana y las comunidades. El Estado de derecho y los derechos humanos tienen como mandato la protección y promoción de la dignidad y los derechos y libertades fundamentales de los individuos y las comunidades".
"De este modo la libertad de expresión, incluida la libertad de criticar, no niega los derechos de las personas o comunidades de personas. Es más bien un elemento de la regla de la ley que incluye la libertad de religión y creencias, y la prohibición de discriminación por motivos de religión o de creencias", agregó.
Mons. Tomasi indicó que "cuando la ideología reconstruye el ser humano como una abstracción, la dignidad y los derechos humanos de la persona son radicalmente violados y vaciados de contenido. El camino hacia el futuro, incluso en su dimensión religiosa, pasa a través de la comprensión de la persona y su vocación natural hacia la comunidad, a través de la plena protección y plena afirmación de los derechos humanos en sus dimensiones individual y comunitaria".
También recordó que "la responsabilidad principal del Estado es la protección de sus ciudadanos y todas las personas, especialmente las personas bajo su jurisdicción. Las leyes estatales deben proteger a las personas concretas, incluso en sus necesidades comunitarias".
"Deben encontrarse nuevas formas de diálogo y educación para identificar y promover valores comunes y principios universales, en consonancia con la dignidad y la naturaleza social de la persona humana, dirigida al bien común y en la construcción de una sociedad en la que se es un espacio concreto de los derechos y libertades fundamentales de las personas y las comunidades de las personas", añadió.