Al presidir este mediodía el rezó del Ángelus en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI dijo que el camino a la vida eterna, hacia Dios, es el amor, que no es un sentimiento sino el servicio a los demás en la caridad de Cristo.
Ante miles de fieles presentes el Santo Padre se refirió al evangelio de este domingo sobre el rico y el pobre Lázaro: "el primero vive en el lujo y en el egoísmo y, cuando muere, acaba en el infierno. Mientras que el pobre, que se alimentaba con lo que caía de la mesa del rico, cuando muere es llevado por los ángeles a la morada eterna de Dios y de los santos".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Seguidamente el Papa recuerda: "‘Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios’, había proclamado el Señor a sus discípulos, pero el mensaje de la parábola va más allá, nos recuerda que, mientras estamos en este mundo, debemos escuchar al Señor, que nos habla mediante las Sagradas Escrituras, y debemos vivir según su voluntad. Pues, si no lo hacemos, después de la muerte será ya demasiado tarde para arrepentirse".
El Papa resaltó luego que "esta parábola nos dice dos cosas: la primera es que Dios ama a los pobres y los eleva de su humillación. La segunda es que nuestro destino eterno está condicionado por nuestra conducta. Nos corresponde a nosotros seguir el camino que Dios nos ha mostrado para alcanzar la vida y esta senda es el amor, no entendido como sentimiento, sino como servicio a los demás, en la caridad de Cristo".
Al recordar que este lunes se celebra la memoria litúrgica de San Vicente de Paúl, Patrono de las organizaciones caritativas católicas y de cuya muerte se cumplen 350 años, el Papa evocó a este sacerdote que impulsado por el amor a Cristo dio vida a grupos de mujeres que entregaban sus propias vidas y sus bienes al servicio de los más marginados en la Francia del 1600.
En particular, Benedicto XVI recordó a Santa Luisa de Marillac, que junto con san Vicente fundó las Hijas de la Caridad, primera congregación femenina que vivió su consagración ‘en el mundo’, en medio de la gente, con los enfermos y necesitados.