La parroquia El Sagrario, ubicada al lado de la Catedral, es visitada diariamente por cientos de fieles que acuden a la convocatoria de la Vigilia de 200 horas de oración por Chile, que se inició el 18 de septiembre luego del Tedeum por el Bicentenario y culminará este domingo 26.

La iniciativa partió de diversas organizaciones laicas, como Schoenstatt, Focolares, Camino Neocatecumenal, entre otras, que recuerdan la frase de Juan Pablo II "Dios está preparando una nueva primavera cristiana, de la que ya se vislumbra su comienzo".

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Según informó el sitio Iglesiadesantiago.cl, al principio pensaban en unas diez personas cada dos horas para asegurar una oración continua, con un total de 600 visitas en los nueve días. Sin embargo, en dos días las visitas sobrepasaron las mil 200 personas, según un libro de registro ubicado a los pies de la Virgen del Carmen y que se entregará al Arzobispo de Santiago, Cardenal Franciso Javier Errázuriz.

Representantes de las organizaciones coincidieron en señalar que la gran asistencia se debe "a un espíritu de comunión y de amor por Chile, que se ha hecho patente en todas las personas que han participado".

Asimismo, indicaron que han descubierto "una capacidad de movilización profunda, una potencia tremenda para el futuro. Los laicos tenemos una fuerza que no habíamos sabido utilizar. Esta riqueza que tiene la Iglesia en las diferentes espiritualidades es muy importante que se conozca y se potencie. Esto va a darle mucha fuerza a nuestra Iglesia".

Finalmente, agradecieron el apoyo del Cardenal Errázuriz y del P. Javier Manterola, párroco de El Sagrario, quien "está disponible a toda hora y preocupado de que las cosas resulten".

Por su parte, Patricio Ventura-Juncá, otro de los involucrados en la organización, dijo que "sentíamos que debíamos hacer un signo en este Bicentenario. La idea es dar un signo de unidad de los movimientos en la Iglesia, que cada uno aprecia el carisma del otro y que estamos dispuestos a jugarnos por Chile y nuestra Iglesia, junto a nuestros pastores. Queremos realmente que esto sea un reinicio de una primavera cristiana, que se reencanten las raíces históricas de nuestra fe para los próximos cien años".