Un experto italiano planteó un vínculo demográfico entre la difusión de la anticoncepción dentro de la feligresía católica durante el siglo XX y el silencio del clero para presentar las enseñanzas de la Iglesia en esta materia.
Sandro Magister, vaticanista del diario L’Espresso, destacó el ensayo de Gianpiero Dalla Zuanna, profesor de demografía en la Universidad de Padua, que "analiza y explica a fondo por primera vez – con documentos nunca antes estudiados – por qué la Iglesia no detuvo la difusión de la anticoncepción" durante el siglo pasado.
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El ensayo se titula "Baja fecundidad y nueva mentalidad. Control de los nacimientos y religión en el Véneto del siglo XX".
Magister sostiene que la "divergencia" entre las enseñanzas de la Iglesia Católica y la práctica individual existe desde antes que los anticonceptivos entraran al mercado y el ensayo de Dalla Zuanna lo confirma en una zona católica modelo como la localidad italiana de Véneto en la primera mitad del siglo XX.
"El Véneto rural era entonces, en Italia, la región más católica, con una presencia muy sólida y capilar de la Iglesia", donde "casi todos iban a misa el domingo y se confesaban al menos una vez al año".
Sin embargo, incluso en Véneto "los índices de natalidad disminuyeron a la vuelta de una generación. Pasaron de 5 hijos por mujer en el 1921 a 2,5 hijos en 1951, gracias al recurso generalizado de las prácticas anticonceptivas, de las cuales la más difundida era el coitus interruptus".
Para el autor del ensayo estas cifras obedecen al silencio por parte del clero católico de entonces, que utilizaba la "teoría de la buena fe" impartida por San Alfonso María de Ligorio.
"Según tal teoría, en presencia de un penitente que se sospecha que comete actos anticonceptivos, pero parece desconocer la gravedad de la culpa y en la práctica existe la imposibilidad de corregir el propio comportamiento, está bien respetar su silencio y tener en cuenta su buena fe, absolviendo sin hacerle ulteriores preguntas", explica Magister.
Agrega que "no sólo en el confesionario, sino también desde el púlpito se exhortaba a los sacerdotes a tener cautela, prudencia, reserva, sobre estos temas. En pocos momentos se sugería hablar de esto temas separadamente a los hombres y a las mujeres".
Magister recuerda que ocurrió un cambio en 1931 con la publicación de la encíclica "Casti connubii" del Papa Pío XI. "De allí en adelante, porque la jerarquía lo quiso así, la moral conyugal entra más en la predicación", y por lo tanto el margen de la ignorancia no culpable se redujo.
"Pero décadas de silencio interpretado por la gran parte de los fieles como asentimiento a su práctica anticonceptiva han dejado una huella. En las respuestas a la pregunta sobre el control de los nacimientos – unos diez años después de l ‘Casti connubii’ – algunos párrocos reconocen que su predicación sobre estos temas no impactan en los fieles: "Estamos frente a un muro que parece que no se puede derrumbar". Y otro escribe: "Incluso, personas que parecen buenas no se llegan a convencer", agrega Magister.
El vaticanista explica que en " Véneto la natalidad ha caído a niveles cercanos al crecimiento cero (y en las últimas décadas del siglo apenas concluido llegó a estar muy por debajo). Pero la distancia entre la enseñanza de la Iglesia y el uso de los contraceptivos sigue sin ser percibida por gran parte de la población ni como un pecado ni como una rebelión".
Para Magister aunque "la condena de los anticonceptivos ha sido materia de documentos papales", a nivel de los obispos en las décadas pasadas el tema entró "poco en la predicación. Y luego el clero, desde el púlpito, callaría casi del todo. Y en el confesionario seguiría siendo muy comprensivo, indulgente".
Para leer el artículo completo, visite http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1344650?sp=y