El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, manifestó la condena moral del Vaticano a la anunciada lapidación de la mujer iraní Sakineh Mohammadi.
El sacerdote comentó que Sajjad Ghaderzadeh, hijo de la mujer, pidió al Papa Benedicto XVI que intervenga para detener la ejecución de su madre. Indicó que respondiendo a este pedido, la Santa Sede condenó moralmente y se movilizó para detener la lapidación de la mujer condenada por adulterio y cuya ejecución podría ser inminente.
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En declaraciones a la prensa, señaló que “la Santa Sede sigue el caso con atención y participación”. Recordó que la posición de la Iglesia es contraria a la pena de muerte y que “la lapidación es una forma particularmente brutal”.
“Cuando se le pide a la Santa Sede de manera apropiada que intervenga en cuestiones humanitarias ante otros países, como ha sucedido muchas veces en el pasado, lo hace pero no de forma pública, sino a través de los canales diplomáticos propios”, concluyó.
Sakineh Mohammadi fue condenada a morir lapidada por las autoridades iraníes. Fue acusada de adulterio y complicidad en la muerte de su marido en 2006. Ahora su hijo considera que sólo la movilización internacional podría salvarla de la lapidación.