El Obispo de Posadas, Mons. Juan Rubén Martínez, afirmó que la Iglesia debe conservar su propia identidad al momento de acercarse a los no creyentes, pues ser una Iglesia abierta no quiere decir que se deba caer en el relativismo o los antivalores.
"Ser abiertos es amar, dialogar, escuchar, cambiar, aportar, aprender y recuperar, sin perder la propia identidad. Ser abiertos no es mezclar todo, como una especie de sincretismo o de mezcla del bien y del mal, de valores y antivalores", explicó.
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El obispo argentino recordó que desde sus inicios la Iglesia ha tenido "una apertura misionera a los pueblos paganos y el mismo Apóstol San Pablo se llamaba a sí mismo ‘Apóstol de los paganos’". Por ello, pidió no confundirse "con algunos males de la época, que creen que ser abiertos es ser relativista".
Mons. Martínez recordó que la Iglesia está llamada a cuidar lo revelado por Cristo, así como el Magisterio, "que van acompañando con el Espíritu Santo la historia, para que ésta sea nuestra historia de Salvación".
"Los tesoros de la Iglesia son los pobres y excluidos que en nuestras opciones son la garantía de que estamos en la búsqueda de practicar el Evangelio. Alimentados en el banquete eucarístico, en la Misa, como nos señala el Evangelio, debemos salir al encuentro como discípulos y misioneros", añadió.
El Prelado llamó a salir al encuentro de las personas y las familias para transmitir el mensaje de Cristo, pues "no podemos quedarnos tranquilos en la espera pasiva en nuestros templos, sino que urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte".