El Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, Mons. José María Arancedo, pidió a los sacerdotes no olvidar que han recibido el sacramento del orden sagrado y por tanto están llamados a reflejar a Cristo en medio de los feligreses.

El Prelado recordó que el sacerdote recibe del obispo la misión de estar al frente de una parroquia. "En ella tiene que hacer presente tanto su participación en el sacerdocio de Jesucristo, como la de ser colaborador del obispo en su ministerio sacerdotal. Ambas forman una unidad. Partiendo de esta doble fuente, el párroco es un sacerdote que asume, además, una relación personal y directa con una comunidad para la cual está llamado a ser la presencia viva de Cristo", añadió.

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En ese sentido, aclaró que "ser párroco no es para el sacerdote una etapa dentro de una carrera eclesiástica, sino una misión que es fuente de realización personal, pastoral y espiritual. La figura de Jesús, el Buen Pastor, es su imagen ideal".

El presbítero, señaló, "no es alguien que se ha postulado para un cargo, sino un sacerdote que asume una misión".