En este mes de agosto, la Iglesia en Japón ha propuesto a los fieles de ese país conmemorar el aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, además del fin de la Segunda Guerra Mundial, con los "Diez días por la paz".
En un mensaje firmado por el Arzobispo de Osaka y Presidente de la Conferencia Episcopal Japonesa, Mons. Leo Jun Ikenaga, se explica que las celebraciones comenzarán el 6 de agosto, en recuerdo de la bomba de Hiroshima, proseguirán el 9 de agosto, recordando la bomba de Nagasaki y concluirán el 15 de agosto al conmemorarse el fin de la Segunda Guerra Mundial.
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En el mensaje el Prelado subraya la frase que Juan Pablo II pronunciara en su visita a Hiroshima: "para recordar el pasado es necesario esforzarse por el futuro". El eco de estas palabras, dice el Arzobispo, "está presente en nuestra mente también ahora porque está siempre presente el pedido por la total abolición de las armas atómicas".
Tras recordar los diversos esfuerzos en este sentido, Mons. Ikenaga se refirió al reciente peregrinaje de la "Virgen bombardeada" de Nagasaki, el busto de la Madre de Dios que no fue destruido por la bomba atómica y que fue bendecido por el Papa Benedicto XVI en abril pasado.
"La efigie del rostro de María, sobre el que todavía se pueden ver los signos del fuego que siguió a la explosión, expresa los lamentos de innumerables víctimas de los ataques atómicos y de todos los afectados por los conflictos", dijo.
Luego de comentar el mensaje por la paz a los 60 años del fin de la Guerra, el Arzobispo de Osaka invita a los católicos a rezar por la paz con renovada determinación.