Los obispos de España siguen manifestándose contra la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo (la nueva ley del aborto) después de su entrada en vigor hace tres semanas y recuerdan que se trata de una norma que no puede ser moralmente vinculante y de cuya aplicación se acabará arrepintiendo la Humanidad, como se avergüenza de la esclavitud.
Así lo han expresado en distintos actos públicos desde la entrada en vigor de la ley, el pasado 5 de julio, cuando la Conferencia Episcopal Española (CEE) dio a conocer un documento en el que aseguraba que la norma es "objetivamente incompatible con la recta conciencia moral" que además, lleva al sistema educativo español "la ideología abortista y de género".
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Las últimas declaraciones en este sentido las ha protagonizado este viernes el Presidente del Episcopado y Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, en los cursos de verano de la Fundación Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez (Madrid), donde ha asegurado que "las sociedades europeas han entrado en un sendero fatal de un radical no a la vida".
"¿Qué se puede esperar del futuro de estas sociedades europeas sino decadencia física y espiritual y progresiva desaparición de sus culturas?", se pregunta el Cardenal.
En esta línea, el prefecto para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Antonio Cañizares, ha asegurado este viernes en el mismo marco que "la sociedad no está obligada a cumplir" la ley del aborto porque "no es moralmente vinculante" ya que "las leyes que no protegen la vida o van en contra de ella no son respetables".
Por su parte, el Arzobispo Emérito de Sevilla, Cardenal Carlos Amigo, ha comparado recientemente, en los cursos de verano de El Escorial, el aborto con la acción de destruir un nido en el que viven las crías de una especie recogida para criticar que lo segundo puede conllevar la cárcel mientras lo primero se ampara legalmente. "La persona y la vida son intocables desde el primer momento de su existencia hasta el final", asegura.
Además, el Arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña, ha defendido la necesidad de hablar del aborto no sólo desde el ámbito de la política sino "con toda la sociedad", para lo que los obispos de las diócesis aragonesas firmaron una carta pastoral que "grita y proclama la intangibilidad de la vida humana".
En este sentido, el Arzobispo de Valencia, Mons. Carlos Osoro, ha afirmado que la defensa de la vida es "una exigencia social" y ha advertido de que "en el fondo de las legislaciones que presentan la vida como una amenaza, puede apreciarse un egoísmo fuerte". Además, ha insistido en que el mandamiento 'no matarás' debe ser "el punto de partida".
En definitiva, la norma contará "siempre con la oposición de la Iglesia", como se ha encargado de recordar también en los últimos días el Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, para incidir en que nunca la Institución podrá decir que se trata de una ley justa.
La misma voz llega desde el Vaticano, cuyo presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Ignacio Carrasco, ha denunciado la "insensibilidad moral" de la ley, que presenta el aborto como un derecho y que, por tanto, es "un absurdo".