El Obispo de San Sebastián, Mons. Ignacio Munilla, afirmó que el testimonio dejado por San Ignacio de Loyola sigue vigente y llamó a los fieles a buscar la santidad, porque al final de la vida, todo lo que no sea respuesta fiel a la llamada de Dios, "habrá sido inútil y baldío, y no dejará ninguna huella beneficiosa para la posteridad".
"El modelo de San Ignacio es verdaderamente necesario para la vida de la Iglesia Católica de nuestros días. Más aún, me atrevería a decir que es indispensable, para que no sucumbamos a la tentación del relativismo reinante y de nuestra propia subjetividad. El carisma ignaciano nos preserva de la tentación de crear un dios a nuestra medida, así como una religión a la carta", afirmó durante la Misa por la fiesta del fundador de la Compañía de Jesús.
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El Prelado dijo que la Iglesia sigue proponiendo su vida como modelo; pues "el Señor lo ha elegido como un instrumento suyo, para ayudarnos a descubrir y a discernir la voluntad de Dios en nuestra vida; para que ‘acertemos’ a dar con ese camino concreto que Dios tiene pensado para cada uno de nosotros, y que será el que nos lleve a la santidad".
Tras recordar la conversión de San Ignacio, Mons. Munilla dijo que su vida y espiritualidad introducen a los fieles "en una verdadera escuela de discernimiento: no es lo mismo desear que querer, no es lo mismo soñar que discernir, no es lo mismo ilusionarse que perseverar, no es lo mismo hablar que hacer, no es lo mismo querer que poner los medios; en definitiva, no podemos dar por buenas nuestras sensibilidades e ideologías, sin cuestionarnos antes si se adecuan al querer de Dios".
El Obispo de San Sebastián afirmó que con su testimonio, San Ignacio enseñó que "lo verdaderamente importante es la santidad, la búsqueda de Dios, el deseo de cumplir su voluntad… Hoy en día, bajo el influjo de una mentalidad practicista, tendemos a pensar que la santidad no es rentable y que no tiene futuro. Sin embargo, la realidad es bien distinta".