El Papa Benedicto XVI se ha convertido en el sétimo Pontífice más anciano desde 1400, según revela un estadista de Estados Unidos. Sin embargo, en palabras del mismo Santo Padre, la edad no es tan importante como la sabiduría.
Anura Guruge es un experto de sistemas de IBM interesado en la historia papal. El lunes presentó en su sitio web www.popes-and-papacy.com (en inglés) una relación de los Papas más ancianos, el día en que Benedicto XVI se convirtió en el sétimo de la lista, detrás del recordado Juan Pablo II quien falleció a los 84 años.
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Guruge explica que no ha incluido a todos los Pontífices en su listado, sino a aquellos posteriores a 1400 pues los datos previos "pueden ser no confiables o no están disponibles y por lo mismo pueden considerarse no prácticos para un análisis significativo".
Según su esta lista, si el Papa Benedicto XVI viviese hasta el año 2015 podría superar a Clemente XII quien actualmente ocupa el segundo lugar por haber fallecido a los 87 años. En el primer lugar de la lista está el autor de la encíclica Rerum Novarum, León XIII, quien murió en 1903 a la edad de 93 años.
El mencionado sitio web señala además que el Cardenal Joseph Ratzinger fue el quinto Papa más anciano al momento de su elección con los 78 años que acababa de cumplir cuando fue elegido en el cónclave en abril de 2005.
El artículo de Guruge fue presentado ayer por Radio Vaticana y comenta que la estadística señala "un nivel más profundo de reflexión, si lo vemos desde otra perspectiva. Sugiera una característica espiritual propia del ministerio petrino" ligada al valor de la longevidad, que el mismo Papa Benedicto XVI resaltó en una homilía ante cardenales y obispos en noviembre de 2008.
En aquella ocasión el Santo Padre señaló que "Es cierto, la honorable edad avanzada no es sólo cuestión de ancianidad, sino sabiduría y una existencia pura, sin malicia… El mundo considera que quien vive una larga vida es afortunado, pero Dios, más que la edad, mira la rectitud del corazón. El mundo le da crédito a los ‘sabios’, a los ‘instruidos’, mientras que Dios prefiere a los ‘pequeños’".
"Dios es la verdadera sabiduría que no está necesariamente en la edad. Él es la riqueza genuina que no pasa, Él es la felicidad a la que el corazón de todo hombre aspira profundamente", dijo.