En un mensaje enviado a sus hermanos del Táchira, el Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta, señala que servir en esta zona del país no constituye un castigo ni un exilio sino una importante misión y animó a todos los pobladores de esta región a trabajar para seguir demostrado que es "una tierra de promisión y de futuro, donde nace la gran Venezuela".
El mensaje del Prelado se da a conocer días después de que el presidente de Venezuela Hugo Chávez, insultara al Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa, y dijera públicamente que su candidato para "Supercardenal" del país es Mons. Mario Moronta, criticando además el proceso que se sigue en la Iglesia por el cual el Papa designa a los obispos. Mons. Moronta, junto a los obispos del país, los sacerdotes y laicos organizados, expresaron su rechazo a las descalificaciones de Chávez.
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En el texto enviado a la gente del Táchira, Mons. Moronta recuerda que fue nombrado Obispo de San Cristóbal hace 11 años por Juan Pablo II, encargo que asumió con "gozo e ilusión y con total sentido de obediencia". "Si bien ello implicaba venir a una tierra desconocida por mí, no tuve ni temores ni aprehensiones para venir a ella. Mi familia y amigos más allegados quizás pudieron sentir que podría alejarme de ellos físicamente; no faltó quien pensara que se trataba de una especie de castigo. Todavía me pregunto ‘¿Castigo de y por qué?’"
Luego de expresar que es consciente de sus "deficiencias y fallas", el Prelado señala su deseo de trabajar por la unidad de la Iglesia y afirma que hace suyas "las ilusiones y esperanzas, las angustias y los dolores de todos. Aunque sé que no he estado a plena altura del compromiso, sí quiero reafirmar que estoy decidido a seguir dando lo mejor de mí en beneficio de nuestra Iglesia y de nuestro pueblo del Táchira".
El Obispo de San Cristóbal reconoce luego que entiende "que hay quienes no comparten muchas de mis ideas, propuestas y estilo pastoral. Aunque haya podido recibir incomprensiones, críticas y hasta acusaciones calumniosas, puedo garantizar que no guardo rencor hacia nadie, ni siento que tenga enemigo alguno".
Seguidamente y tras reiterar su deseo de trabajar por la reconciliación y la unidad, el Prelado destaca que "en comunión con mis hermanos sacerdotes, nos hemos propuesto el objetivo de fortalecer la Iglesia local de San Cristóbal, para que continúe siendo fiel a su misión evangelizadora y servidora de la gente, en particular de los pobres y excluidos de la sociedad; así, animada por el Espíritu Santo, entonces ella seguirá teniendo sabor a pueblo", prosigue.
"Lo antes dicho –resalta el Prelado– quiere ser el marco de referencia y la garantía para reiterar que, además de estar contento por ser pastor del Táchira, no me siento ni exiliado ni castigado. Todo lo contrario: sumamente agradecido a Dios por el don de haberme elegido para guiar la Iglesia local de San Cristóbal. Nunca me he arrepentido de estar trabajando sacerdotalmente en el Táchira que he hecho mi tierra, donde espero seguir trabajando hasta cuando Dios me lo permita".
Finalmente el Obispo invita a todos los pobladores del Táchira a que "en unión de esfuerzos, continuemos demostrando que el Táchira es una tierra de promisión y de futuro, donde nace la gran Venezuela. A María del Táchira, Nuestra Señora de la Consolación, y al Santo Cristo de La Grita encomiendo nuestro ser y quehacer en esta tierra tachirense e Iglesia local de San Cristóbal".