El diario vaticano L’Osservatore Romano elogió la nueva cinta de Disney-Pixar Toy Story 3, por ofrecer a los espectadores una profunda reflexión sobre temas humanos trascendentales y una dar lección sobre la amistad verdadera, a través de la experiencia de los juguetes protagonistas.
En esta tercera entrega, los entrañables Woody el vaquero y Buzz Lightyear junto a sus amigos deben enfrentar su destino. Andy, su dueño, dejó de jugar con ellos, ya tiene 17 años, se irá a la universidad y debe decidir entre enviarlos como donación a una guardería o desecharlos.
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En el artículo titulado "Cómo se hace un bello film", el autor Gaetano Vallini considera que Toy Story 3 es "un filme con F mayúscula" y lamenta las críticas fuera de lugar de ciertas feministas estadounidenses que "habrían visto en algunos personajes tendencias sexistas y homofóbicas".
"Probablemente se han olvidado de que cuando eran niñas los juguetes eran solo objetos a través de los cuales uno podía divertirse y soñar, dos cosas que esta cinta también propone y que si no llega a ser considerada una obra maestra, pues poco le falta", agrega Vallini.
El autor alaba la técnica y la calidad de la cinta que ha superado "el severo juicio de los niños y agrada incluso a los adultos", colocándose al nivel de otras películas de Pixar que en los últimos años resaltaron los valores humanos como "Wall-E", que promueve la defensa de la vida, y "Up", que en sus primeros minutos muestra el valor del matrimonio.
Según Vallini, Toy Story 3 revela que "la amistad es el verdadero vínculo de este improbable pero afianzado grupo de juguetes" y permite al espectador reflexionar sobre "temas importantes, como el valor de la amistad y la solidaridad, el miedo de sentirse solo o rechazado, lo ineludible de hacerse grande y la fuerza que surge al sentirse parte de una familia".
Se trata, agrega de "otro bellísimo film: una aventura de gran intensidad emotiva, en la que las vivencias de los juguetes, gracias a su capacidad de actuar y pensar como humanos al puro estilo Disney, se convierten en una metáfora útil para hablar de sentimientos verdaderos" bajo la famosa frase "Hay un amigo en mí", de la canción que acompaña a Toy Story desde su primer episodio.