Las lágrimas y las muestras de "gran alegría" han sido el denominador común de los numerosos sevillanos que desde primera hora del viernes asisten al besamanos extraordinario en el que se vuelve a exponer al culto en la Basílica de San Lorenzo la talla de Jesús del Gran Poder tras el ataque que sufrió el pasado fin de semana por parte de un funcionario de prisiones, lo que le ha valido al agresor su imputación en un delito de atentado contra el patrimonio histórico y su suspensión provisional de funciones por parte de Instituciones Penitenciarias.
Sobre el ataque, el hermano mayor del Gran Poder, Enrique Esquivias, precisó a Europa Press que aunque la hermandad no renunciará a la posibilidad legal de solicitar una compensación económica por la agresión, esta cuestión es "muy secundaria y sin ningún tipo de matiz". Asimismo, señaló que aún no hay tasación de los daños, para la que fundamentalmente se espera el informe del restaurador Luis Álvarez Duarte.
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Esquivias aseguró a los periodistas que es "un día importante" para todos los sevillanos, después de las jornadas "tristes, difíciles y raras" que han vivido, por lo que desde la hermandad han querido que en su vuelta a la basílica de 'El Señor de Sevilla' se comprobara lo que representa para "miles y miles de sevillanos" el Gran Poder. "Ese es el verdadero valor del Señor del Gran Poder", insistió.
Por ello y por ellos, los sevillanos, señaló que desde la hermandad querían "que tuvieran la oportunidad de demostrarles su cariño". Además, aseguró que "es una costumbre que cuando el Señor del Gran Poder ha estado retirado del culto por cualquier motivo, vuelva con un besamanos" a pesar de que en esta ocasión "los motivos han sido desagradables, dolorosos y tristes".
A Álvarez Duarte lo calificó de "médico de cabecera" que ha hecho un "trabajo extraordinario", a pesar de que "los daños no tenían una consideración especial, sólo una cierta dificultad". Al hilo, dijo que tras confirmar Duarte que no había "daños internos graves" desde un primer momento aseguró que "en dos o tres días" estaría de vuelta en su basílica, "y así ha sido".
En cuanto a la reparación "sobre este desagradable hecho" afirmó que "es totalmente definitiva", si bien indicó que como cualquier imagen de culto y obra de arte "con muchos años" se llevarán a cabo las "revisiones habituales".
Sobre las medidas de seguridad en torno a la imagen, hizo hincapié en que como medida cautelar, y a falta de una reflexión definitiva en la que deben contar con asesoramiento profesional en materia de seguridad, el camarín de la imagen permanecerá cerrado salvo los viernes, en los que se mantendrá abierto con un refuerzo de la vigilancia.
El Cabildo, asimismo, resolvió en sesión extraordinaria no personarse en las diligencias incoadas en contra de este funcionario de prisiones por el Juzgado de Instrucción número 10. No obstante, la hermandad ha ratificado su total colaboración con la acción de la justicia.
Admiración por el Gran Poder
Por su parte, algunos devotos que acudieron este viernes al besamanos, mostraron su "alegría" por la vuelta del Señor de Sevilla a su basílica porque "es lo más grande y más bonito que hay en Sevilla. Así, Purificación aseguró que ha llorado "mucho" por lo que le han hecho al Gran Poder que calificó como "cosa de criminales".
En esta línea, otra devota, María Luisa, apenas podía contener las lágrimas al recordar lo sucedido, ya que como dijo, "ha sido un disgusto grandísimo, una pena muy grande". "Lo he pasado muy mal y tengo un sentimiento muy grande al verlo de nuevo", señaló.
Por último, Antonio, manifestó su "emoción" tras el lamentable suceso y admitió sentir "admiración" por Jesús del Gran Poder. "No alegramos de que no haya sido mucho daño y esperamos que no vuelva a ocurrir jamás", sentenció.
La talla –datada en 1620, icono del mundo cofrade hispalense y dañada en su articulación con el hombro al serle arrancado el brazo durante el suceso– ya es así nuevamente expuesta en la basílica de la hermandad; a las 6:00 p.m., el templo albergó una Misa solemne presidida por el Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo, para celebrar la restitución de la pieza, de incalculable valor histórico al tratarse de un emblema del barroco sevillano.