El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, Arzobispo Celestino Migliore subrayó que para hacer frente al VIH y al SIDA es necesario evaluar honestamente las políticas puestas en práctica hasta el momento y una acción decidida que respete la dignidad humana, al tiempo que promueva el desarrollo integral de la persona y de la sociedad.
Así lo indicó el Nuncio en su intervención en la 64° Sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que se evaluó la aplicación de la Declaración de compromiso y la Declaración de las políticas sobre el VHI y el SIDA.
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El prelado vaticano subrayó que la Delegación de la Santa Sede recomienda firmemente una mayor atención y mayores recursos, que además deben tener como fundamento un enfoque basado en la dimensión humana de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conduzca a una nueva forma de comportamiento hacia los demás.
Mons. Migliore, señala Radio Vaticano, recordó que tal como lo han afirmado numerosos expertos en salud pública, cuando este respeto de la dignidad de la naturaleza humana y su ley moral inherente se incluye como un elemento esencial en los esfuerzos de prevención del VIH, se puede detener la propagación del SIDA.
El Nuncio manifestó la preocupación por la distribución de los fondos disponibles para el tratamiento antirretroviral entre las poblaciones pobres y marginadas. Según el Prelado, las organizaciones relacionadas o que trabajan con la Iglesia Católica en Uganda, Sudáfrica, Haití y Papua Nueva Guinea, entre otros, informan que los donantes internacionales han dado instrucciones para que no inscriban a nuevos pacientes en estos programas y anuncian más recortes incluso para quienes ya reciben ese tratamiento.
Particularmente, lo más vulnerables son los niños que viven con VIH, dijo el Arzobispo, ya que el acceso al diagnóstico precoz y el tratamiento es mucho menos accesible para los niños que para los adultos. Sin esta alternativa al menos de un tercio de estos niños mueren antes del primer año de vida, y al menos la mitad mueren antes del segundo año.
"La comunidad mundial tiene la grave responsabilidad de ofrecer acceso equitativo y continuo a dichos medicamentos. Si no lo hace no sólo provocará pérdidas incalculables y sufrimiento a las personas y familias directamente afectados por la enfermedad, sino también va a tener graves consecuencias sociales y económicas en la salud pública y en toda la familia humana", señaló.
Mons. Migliore recalcó en su intervención el significativo aporte en el cuidado y tratamiento de la enfermedad por parte de organizaciones de la Iglesia en todo el mundo y que le permiten advertir sobre los obstáculos a los cuales se enfrentan en sus esfuerzos por responder a esta emergencia.
El Nuncio enfatizó que el SIDA se debe combatir, de manera realista, desde sus causas más profundas y desde los enfermos. "Además de prestar la atención amorosa que necesitan se debe proporcionar a los enfermos, más recursos y personas con más conocimiento, capacidad, competencia técnica y herramientas", concluyó.