En su homilía de la Misa por la Solemnidad del Corpus Domini que celebró hoy en la Basílica de San Juan de Letrán, el Papa Benedicto XVI explicó que Jesús es el verdadero y sumo sacerdote que en la cruz se entrega por todos y cada uno de los hombres de todos los tiempos. Con su muerte el sufrimiento humano ha adquirido su pleno sentido.
En la homilía de la Misa que concluyó con una oración ante el Santísimo Sacramento, el Santo Padre señaló que "Jesús toma distancia de una concepción ritual de la religión. Verdaderamente ha sufrido y lo ha hecho por nosotros".
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Al explicar la relación estrecha que existe entre sacerdocio y Eucaristía, el Santo Padre señaló, indica la nota de Radio Vaticano, que "la fuerza divina del sacerdocio de Cristo transforma la extrema violencia y la extrema injusticia en un acto supremo de amor y justicia".
"Esta es la obra del sacerdocio de Cristo, que la Iglesia ha heredado y prolonga en la historia, en la doble forma del sacerdocio común de los bautizados y de aquel ordenado de los ministros, para transformar el mundo con el amor de Dios".
Tras explicar que Jesús no era un sacerdote según la tradición judía ya que su persona y su actividad no se colocan tras las huellas de los sacerdotes antiguos sino sobre la de los profetas, el Papa indicó que "Cristo toma distancia de una concepción ritual de la religión, criticando la impostación que daba valor a los preceptos humanos ligados a la pureza ritual antes que a la observancia de los mandamientos de Dios, es decir, al amor de Dios por el prójimo, que como dice el Señor ‘vale más que todos los holocaustos y sacrificios’"
El sacrificio de Cristo en la Cruz, prosiguió el Santo Padre "es ofrecimiento, oración, unión de su voluntad con la del Padre. Vivida en esta oración, la trágica prueba que Jesús afronta es transformada en ofrecimiento, sacrificio viviente. Un sacrificio que conlleva sufrimiento: Cristo ha asumido nuestra humanidad y por nosotros se ha dejado educar en el sufrimiento, se ha dejado transformar en ella como el grano de trigo que para dar fruto debe morir en la tierra".
Gracias a esta transformación, dijo luego Benedicto XVI, Jesucristo se ha hecho Sumo Sacerdote y puede salvar a todos quienes en Él confían. "La pasión ha sido para Jesús como una consagración sacerdotal. Se ha convertido en sacerdote no según la Ley, sino de manera existencial en su Pascua de pasión, muerte y resurrección".
"En la Eucaristía, en la que la Iglesia medita, Jesús ha anticipado su Sacrificio, no ritual, sino personal", concluyó el Papa.