El Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de Colombia, Mons. Jaime Prieto Amaya, envió un mensaje por el Día del Trabajo en el que señaló que la democracia en el país y en América Latina "necesita un nuevo contrato social fundamentado en el trabajo y en valores éticos que toquen el nivel más profundo de la persona humana".

El también Obispo de Cúcuta señaló que "a diez años de iniciado este tercer milenio" se observa en el panorama mundial "tres grandes paradigmas parecidos a la misma revolución industrial": el tecnológico; el económico, cuyo efecto es la globalización; y "una crisis del poder político".

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"De ahí la pregunta: ¿Quiénes tienen en definitiva el poder en la actualidad? Los grandes grupos financieros que con alianzas y fusiones se consolidan en enormes monopolios de poder. Podemos hablar entonces de un capitalismo global, convertido en una ideología, con un gran lema ‘ayuda no comercio sí’", subrayó.

"Todo se puede comerciar y todo debe producir, la salud, la educación, la misma religión, el deporte, se venden y se compran jugadores al estilo de los esclavos de épocas pasadas", indicó.

"Ante esta escandalosa realidad –dijo el Prelado–, rechazamos enérgicamente este maquillaje de lo que antes se llamaba ‘capitalismo salvaje’ por este ‘capitalismo global’" y a su vez, "rechazamos un sistema que produce permanentemente en la sociedad empobrecidos y excluidos".

"La simple presentación de datos nos da una idea de la falta de conciencia y voluntad para colaborar en la solución de problemas tales como la educación. ¿Cuánto se gasta en USA en la producción de cosméticos y perfumes? y ¿cuánto se requerirá en el mundo para financiar la educación básica?", cuestionó.

Finalmente, el Obispo de Cúcuta recordó "la dignidad fundamental del trabajo y de los trabajadores" y reiteró el "compromiso eclesial con los conceptos y prácticas del denominado ‘trabajo decente’ y su relación con el desarrollo humano integral y sostenible".

"Convocamos fraternalmente a los nuevos actores del poder a analizar conjuntamente con las organizaciones de los trabajadores y con el mismo Estado toda la problemática actual del modelo de desarrollo para buscar nuevos modelos fundamentados en principios éticos y en la búsqueda de una auténtica democracia en donde todos podamos participar y todos nos sintamos representados", concluyó.