El presidente de Laicos por Colombia, Carlos Corsi Otálora, afirmó que quienes atacan al Papa Benedicto XVI por los casos de pedofilia, lo hacen porque no soportan la moral cristiana sobre sexualidad; pero olvidan que personalidades como Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir firmaron en su momento una clemencia para unos pedófilos en 1977.
Citando un artículo aparecido el 26 de marzo en el semanario francés Rivarol, escrito por Camile- Marie Galic; Corsi Otárola afirmó que este "trae a colación una tremenda y esclarecedora denuncia" sobre un hecho ocurrido hace más de tres décadas.
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"… en Enero 1977, en petición publicada en Le Monde, Jec Lang, Bernard Kouchner, Daniel Cohn Bendit, Adré Gluckmann, Pascal Bruckner o aún Georges Moustaki, habían solicitado clemencia para pedófilos que debían comparecer en el Tribunal de Yvelines", informó el artículo.
Sin embargo, fue más allá y reveló que si bien "es verdad que estos florones de la comunidad no eran los únicos en estimar que ‘el deseo y los juegos sexuales libremente consentidos tienen su sitio en las relaciones entre niños y adultos’", la petición también fue firmada por Louis Aragón, Louis Althusser, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
"Con el retroceso del tiempo es divertido pensar que la Señorita Beauvoir se envanecía de haber sido (brevemente) inquietada por el Régimen de Petain (Vichy) a causa de sus juegos sáficos (lesbianos) con sus jóvenes alumnas, a las cuales remitía a continuación a su amante Sartre. Si ella hubiese enseñado en un colegio católico y enseñado hasta nuestros días, ella se encontraría en el 2010 en el banquillo de los acusados", indicó el artículo aparecido en el semanario francés.
Corsi Otárola dijo que quienes acusan al Papa de encubridor, "rechazan frontalmente la moral cristiana sobre la sexualidad, la cual es el fundamento de la condena universal a la pederastia. Se trata, sin duda, de ver la paja en el ojo ajeno sin mirar la viga en el propio, según la evangélica sentencia".
"Los desespera el testimonio virginidad de sacerdotes célibes, de religiosos fieles a sus votos y de los laicos jóvenes y adultos, célibes y casados que viven la virtud de la pureza, la cual tiene como paradigma a Santa María Goretti, una menor de once años de edad que con su vida defendió su pureza para ser fiel a Cristo", afirmó.