El Arzobispo de La Habana, Cardenal Jaime Ortega, señaló que no se puede aceptar un llamado a una "alianza estratégica" con el Estado cubano porque tiene resonancias militares o políticas; además que el servicio de la Iglesia en el país no depende de un pacto social explícito o implícito con las autoridades, sino que es propio de su misión e identidad.
El Purpurado hizo esta aclaración al explicar la ausencia de las autoridades eclesiásticas en una reciente reunión convocada por el Gobierno y a la que asistieron representantes de otras confesiones, sectas y de la masonería.
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"Se habló en esa ocasión de una alianza estratégica, con el Estado cubano y con vistas al bien del pueblo, por parte de los distintos grupos allí reunidos. Nunca he aceptado esos términos para considerar la acción propia de la Iglesia dentro de la sociedad y sus relaciones con los poderes del Estado, porque tienen resonancias militares o políticas en nada conformes para desarrollar las relaciones de la Iglesia con el Estado", indicó a la revista Palabra Nueva.
El Arzobispo añadió "que la posibilidad de actuar en la sociedad, de servir a los hombres y mujeres que viven en nuestro país, no depende de un pacto social expreso o tácito de la Iglesia con el Estado".
Con respecto a la ausencia de la Iglesia Católica, explicó que se debió a que en la reunión se conmemoraban "dos eventos no relacionados directamente con la Iglesia Católica": el aniversario del encuentro entre Fidel Castro con el Consejo de Iglesias de Cuba y la publicación del libro "Fidel y la religión", de frei Betto, "que tampoco nos implicaba directamente a nosotros como Iglesia".
El Cardenal aclaró que aunque el libro contiene "varias acertadas respuestas de Fidel que tienen valor aún hoy", con respecto a las relaciones Iglesia-Estado, "no creemos que esta conmemoración justificara una convocatoria tan amplia de distintas confesiones religiosas", cultos sincréticos, espiritistas y la masonería.
En la entrevista, recordó que la acción de la Iglesia en la sociedad "pertenece al orden de los derechos y el derecho a la libertad religiosa", y que amparada en la Constitución y en su misma identidad, "la Iglesia Católica despliega su misión en Cuba en pro del bien común".
"En la búsqueda del bien común puede la Iglesia coincidir con instituciones oficiales o privadas, con organismos internacionales de ayuda, etc. (…), pero ni vertical ni horizontalmente la acción de la Iglesia se funda en alianza alguna, sino que brota del derecho que tiene el cuerpo eclesial de hacer presente el amor de Jesucristo en el mundo de hoy según su propia misión", afirmó.
Durante el diálogo, también se refirió a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Dijo que aunque las autoridades de ambos países habían expresado su voluntad de conversar, "de nuevo la antigua política prevaleció".
"Estoy convencido que lo primero debe ser encontrase, hablar y en el avance del diálogo se darían pasos que puedan mejorar las situaciones difíciles o superar los puntos más críticos. Este es el modo civilizado de enfrentar cualquier conflicto", insistió.
Con respecto a los presos políticos, reafirmó que "la Iglesia ha hecho históricamente todo lo posible porque sean puestos en libertad, no sólo los enfermos, sino también otros". Añadió que la Iglesia sigue llamando al diálogo y que lamenta la muerte del preso Orlando Zapata y la situación de Guillermo Fariñas, actualmente en huelga de hambre.
Luego de esto, recordó, pedimos "a las autoridades que tienen en sus manos la vida y salud de los prisioneros, que se tomen las medidas adecuadas para que situaciones como éstas no se repitan y, al mismo tiempo, se creen las condiciones de diálogo y entendimiento idóneo para evitar que se llegue a situaciones tan dolorosas que no benefician a nadie y que hacen sufrir a muchos".