Un grupo de 118 turistas austriacos de credo musulmán ingresó en Semana Santa a la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora en Córdoba (España) y propiciaron una gresca con los vigilantes del templo, quienes les llamaron la atención y les conminaron a dejar de rezar según su costumbre en el recinto.
Según señala el diario ABC, los turistas "compraron sus entradas para acceder a la antigua Mezquita y, al poco, comenzaron a rezar en una de las naves del interior del edificio religioso dirigidos por uno de ellos que hacía de imán".
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"Los turistas no hicieron caso a las advertencias de los guardias y ocho de ellos se enfrentaron a los vigilantes, primero de palabra y, al momento, físicamente, y dos de los guardias de seguridad resultaron heridos", indica.
"Uno de los turistas –continúa la nota– esgrimió un cuchillo, por lo que los responsables de la seguridad del recinto llamaron a la Policía Nacional, que acudió a los pocos minutos y desalojó a los visitantes empeñados en rezarle a Alá".
Fuentes de la Policía informaron que "este grupo de turistas había planeado esta acción, ya que contaban con distintos ‘walkie-talkies’ para estar conectados entre sí y entraron por diferentes puertas del templo".
El Obispado de Córdoba, emitió un comunicado a los medios en el que subrayó que "deploramos el daño [que actos como éstos] pueden hacer a la imagen de nuestra ciudad, y a la cotidiana y pacífica convivencia de sus ciudadanos y visitantes".
"Este incidente puntual no representa la genuina identidad musulmana, pues son muchos los que mantienen actitudes de respeto y de diálogo con la Iglesia Católica, añade.
Razones históricas
En 2006, el entonces Obispo de Córdoba, Mons. Juan José Asenjo, respondió con un rotundo "no" y con firmes razones históricas a las presiones de algunos musulmanes españoles para rezar a la fuerza en la Catedral de Córdoba, aduciendo que alguna vez fue una mezquita.
El Prelado señaló en esa ocasión que "el uso compartido de los lugares de culto puede tener sentido circunstancialmente en un aeropuerto o en una villa olímpica, puesto que no se trata propiamente de templos sino de lugares de oración, pero no en el caso de una catedral".
"Las raíces cristianas de Córdoba y su historia cristiana 17 veces centenaria merecen ser respetadas"; explicó el Prelado, al señalar que el Obispado de Córdoba y su Cabildo tienen "títulos jurídicos fehacientes, así como títulos históricos incontestables" para mantener el uso exclusivo de la Catedral por la Iglesia Católica.
El comunicado de 2006 Mons. Asenjo recordaba además que las excavaciones arqueológicas realizadas en 1930 probaron la existencia en el subsuelo de la actual Catedral de un complejo episcopal que incluye los restos de la basílica visigótica dedicada a San Vicente Mártir; conjunto que fue arrasado por los musulmanes árabes al conquistar Córdoba en el año 711, y sobre el que erigieron la monumental mezquita que se convirtió en Catedral tras la reconquista por parte de Fernando III en 1236.