El Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Angelo Bagnasco, destacó que con su Carta Pastoral a los católicos de Irlanda dada a conocer el sábado, el Papa Benedicto XVI enseña a no tenerle miedo a la verdad ante los abusos sexuales a menores cometidos por algunos miembros del clero. Asimismo resaltó su firme decisión de enfrentar este tema sin excusas ni encubrimientos.
El también Arzobispo de Génova hizo estas declaraciones al iniciarse en Roma el consejo de la Comisión Permanente de la CEI que culminará el jueves 25 de marzo. El Purpurado destacó que "cuanto más, desde cualquier parte, se intenta manchar su limpia y amable persona, tanto más el pueblo de Dios lo ve (al Papa) con emoción y orgullosos. También por esto le renovamos nuestra cercanía más fuerte y grata, el afecto profundo y nuestra plena y concreta comunión".
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"Dirigiendo el sábado su Carta a los Católicos de Irlanda y afrontando con ellos a corazón abierto el problema, doloroso allí donde se verifica, de los abusos sexuales cometidos contra menores por eclesiásticos –crimen odioso y pecado escandalosamente grave que traiciona el pacto de confianza inscrito en la relación educativa– el Papa ha colocado un límite insuperable a la perniciosa tendencia de buscar excusas en atenuantes y condicionamientos", dijo el Cardenal.
La carta del Papa, dice el Presidente de la CEI, "está empapada de un sincero espíritu de contrición y de indudable testimonio de la Iglesia que no está a la defensiva cuando debe asumir sobre sí la ‘consternación’, el ‘sentido de traición’ y el ‘remordimiento’ por lo que han hecho algunos de sus ministros".
Tras comentar que "Benedicto XVI no deja margen a ninguna incertidumbre o minimización", el Cardenal Bagnasco recuerda que "las iniciativas claras que desde años ha impartido la Santa Sede confirman toda la determinación de llegar a la verdad con los medios necesarios, una vez que se constaten los hechos".
"En el momento mismo en el que siente sobre sí la humillación, la Iglesia aprende del Papa a no tenerle miedo a la verdad, incluso cuando es dolorosa, a no esconderla o cubrirla. Sin embargo, esto no significa sufrir –cualesquiera que sean– estrategias de descrédito generalizado".
El Presidente de la CEI asegura que "conviene entonces que todos volvamos a llamar a las cosas por su nombre y en todo lugar, a identificar el mal en su gravedad y en la multiplicidad de sus manifestaciones, para no encontrarnos con el tiempo, ante la reivindicación de una aberración en el plano de los principios".