Más de 5 mil personas entre madres gestantes, niños, jóvenes, familias, instituciones educativas, autoridades civiles y militares, participaron el sábado 20 de marzo en la Misa y Marcha por la Vida en la ciudad de Piura (norte del Perú), en la que expresaron su firme rechazo al aborto y la píldora del día siguiente, cuya distribución ha sido decidida por el Ministro de Salud, Oscar Ugarte, violando las leyes peruanas.
Este gran evento pro-vida estuvo presidido por el Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren, quien en sus palabras explicó que "con ocasión de celebrarse el próximo 25 de marzo la solemnidad de la Anunciación del Señor, somos hoy invitados a abrirle las puertas de nuestro corazón al más pequeño integrante de la familia humana: el Niño por Nacer".
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"Estemos siempre dispuestos a defenderlo y amarlo, porque es el más débil y frágil de todos los miembros de nuestra familia y de nuestra sociedad. Una sociedad que no defiende la vida está muy enferma", añadió.
"Defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural, es parte importante de la voz que levanta la Iglesia Católica al servicio de la verdad y de la dignidad de la persona humana, que desde el momento de la concepción debe ver garantizados todos sus derechos y entre ellos el primero y el más fundamental de todos que es el derecho inviolable y sagrado a la vida", dijo luego.
Lamentablemente hoy en día el Niño por Nacer, que es el más pobre entre los pobres ya que ni siquiera tiene voz para defenderse, es perseguido como presa, con una furia que la razón humana no alcanza a explicar.
"Queridos hermanos y hermanas: a todos ustedes hoy reunidos para proteger la vida, les pido volverse defensores del maravilloso misterio de cada ser humano que inicia su existencia desde la fecundación cuando es apenas una pequeña célula que apenas llegamos a distinguir dentro del vientre materno".
El Arzobispo consagró en el Santuario María Auxiliadora a los niños por nacer y resaltó que "toda vida humana es siempre una buena noticia. Hermanos la vida humana es siempre un bien. La persona humana es digna de ser amada en sí misma independientemente de cualquier otra consideración".