En su visita ayer a la iglesia luterana de Roma, el Papa Benedicto XVI alentó a trabajar por la plena unidad y comunión entre todos los cristianos. Así lo indicó en su homilía en alemán a esta comunidad presidida por el pastor Jens-Martin Kruse.

El Santo Padre exhortó a dar gracias porque "estamos aquí presentes, en este domingo, porque cantamos juntos, porque escuchamos la Palabra de Dios, porque nos escuchamos los unos a los otros mirando todos juntos hacia Cristo, y de este modo damos testimonio del único Cristo".

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En su homilía improvisada, Benedicto XVI dijo: "escuchamos tantas quejas por el hecho de que no hay nuevos progresos en el ecumenismo, pero tenemos que decir –y podemos decirlo con mucha gratitud– que ya se dan muchos elementos de unidad".

"No podemos contentarnos con los éxitos del ecumenismo de los últimos años, pues no podemos beber del mismo cáliz, ni podemos estar juntos alrededor del mismo altar", continuó.

Seguidamente señaló que "esto nos tiene que entristecer, pues es una situación pecaminosa, pero la unidad no puede ser fruto de los seres humanos; tenemos que encomendarnos al Señor, pues Él es el único que puede darnos la unidad. Esperamos que Él nos lleve a esta unidad".

Citando las palabras precedentes del pastor Kruse, Benedicto XVI señaló que el primer punto de encuentro entre luteranos y católicos "debe ser la alegría y la esperanza que ya vivimos, y la esperanza de que esta unidad pueda ser más profunda".

Al final de la visita, el Papa regaló a la comunidad luterana de Roma, formada por 350 fieles, una reproducción del mosaico de Jesucristo que se encuentra bajo el altar de la Confesión en la Basílica de San Pedro.

Juan Pablo II visitó este templo luterano en diciembre de 1983, con motivo del quinto centenario del nacimiento de Martín Lutero.