Según un informe del diario El Mercurio, la Iglesia en Chile lamenta la destrucción total o parcial de tesoros arquitectónicos e históricos a consecuencia del devastador terremoto que sacudió el centro y sur del país el sábado 27 de febrero.
"No hay aún cálculo de cuánto se perdió en el terremoto, pero el daño patrimonial es severo y, en algunos casos, irreparable", escribe Gustavo Villavicencio; quien señala que muchas de las iglesias que hoy presentan daños irreparables ya habían sufrido fuertes impactos en el terremoto de 1985.
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Es el caso de la Basílica del Salvador construida en 1892 y considerado uno de los más hermosos de Santiago, que permanecía sin ser restaurado. "El sismo del 27 de febrero fue otra vez implacable y la Basílica sufrió un daño tan brutal, que casi parece una utopía pensar que ahora pueda ser recuperada", dice El Mercurio.
Las antiguas iglesias de la Inmaculada Concepción de La Compañía y San Antonio de Chépica, ambas de la VI Región, se consideran como pérdidas irreparables; mientras que en Santiago, la Basílica del Corazón de María, de estilo renacentista e inaugurada en 1879, sufrió desprendimientos en su interior y la cruz del frontis se vino abajo.
También en la capital, el interior de San Saturnino (1844) está desplomado y el campanario corre riesgo de derrumbe sobre las casas vecinas.
El imponente templo de la Preciosa Sangre (1902) de Santiago sufrió el derrumbe completo de su presbiterio y una trizadura que divide en dos la nave central. También tienen severos daños el Primer Monasterio de la Visitación, la Capilla de Ánimas, San Isidro Labrador y San Antonio de Padua.
En Chépica, el templo de San Antonio, construido en 1824, no pudo resistir la embestida del terremoto; mientras el Obispado de Rancagua "lamenta la pérdida de cerca de 700 de sus capillas", revela la nota.
La Basílica de Lourdes y la Basílica del Perpetuo Socorro, aunque menos antiguas, son consideradas dos joyas artísticas que también han sufrido severos daños; mientras la iglesia de los Jesuitas de 1750, una de las más antiguas del país, ha tiene trozos de estuco desparramados; vigas de doce metros de largo caídas, todas las imágenes del singular barroco alemán-calerano destruida y con la estructura de los muros en malas condiciones.