Pese a las oleadas de detenciones y represión por parte del Gobierno comunista, decenas de cubanos salieron a las calles para asistir al entierro del preso político Orlando Zapata Tamayo, durante el cual lanzaron gritos de libertad y exigieron el respeto a los derechos humanos.
El diario español La Razón tuvo contacto con Marta Díaz Rondón, amiga y vecina de Reina Luisa, la madre del disidente muerto después de una huelga de hambre en la que exigía el respeto a los derechos humanos.
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Díaz Rondón relató que las fuerzas represoras del Gobierno de los hermanos Castro tomaron la localidad de Banes, de unos 90 mil habitantes; donde líderes disidentes como Marta Beatriz Roque, Laura Poyán y Vladimiro Roca, se unieron a lo vecinos y amigos de Zapata Tamayo, para velar los restos de quien es considerado nuevo héroe de la causa cubana.
Así, luego de la cadena de oración que duró toda la noche, el cortejo fúnebre salió con dirección al cementerio, ubicado a poco más de un kilómetro del domicilio familiar de Orlando Zapata. Sin embargo, la policía castrista forzó a los disidentes a trasladar en coche el féretro, imposición a la que el cortejo accedió al comprobar que la intensa lluvia caída durante la noche había enfangado por completo las calles de Banes.
La Razón informó que "el grupo desafió el hostigamiento de los agentes comunistas y emprendió una marcha a la que se fueron uniendo decenas de vecinos entre salvas a este albañil de piel cobriza que luchó toda su vida contra el odio".
Con gritos de "¡Vivan los derechos humanos!", "¡Abajo la dictadura!", "¡Zapata vive en nuestros corazones!", "¡Libertad!" o "Allá están los asesinos", señalando a las fuerzas de la dictadura, los casi dos centenares de asistentes fueron acompañando a la familia del disidente muerto.
Según la información recogida, autoridades y militares tomaron nota de lo que acontecía en Banes, sobre todo de quienes asistían al funeral y al entierro, así como de los otros 50 disidentes que esperaban dentro del cementerio. "Hubieran sido muchos más –indicó La Razón–, si la tiranía castrista no hubiera desatado otra de sus oleadas de detenciones para evitar el multitudinario homenaje que merecía Orlando Zapata", cuyo ataúd fue cubierto con la bandera de Cuba.